La semana anterior el mismo día coincidió con dos conmemoraciones de especial significado para nuestra nación; por una parte, se celebró el día del estudiante fecha que nos recuerda cada año el papel que han jugado los jóvenes estudiosos por preservar la democracia y la soberanía de nuestro país.
Desde la época en que estábamos sometidos al yugo de la corona española y posteriormente en el largo proceso de formación de nuestra maltrecha república, poniendo en evidencia la grosera y criminal intervención del gobierno de los Estados Unidos en nuestros asuntos, desde el despojo de Panamá, pasando por la denuncia de la masacre en las Bananeras.
Posteriormente, confrontando las medidas dictatoriales de Rojas Pinilla, derrotando la injerencia de las fundaciones de los magnates gringos en la educación universitaria en la década de los setenta y luego en varias oportunidades con la Mane y otras formas de organización reivindicando el derecho a una educación de alto nivel, plural y financiada por el Estado para todos.
También se cumplieron 90 años del natalicio de uno de los más grandes cultores de la música nacional, Jorge Villamil Cordovez, quien en los versos de sus melodías dibujo de manera magistral el exuberante paisaje de nuestra geografía, la flora y la fauna incorporada a nuestros campos, también el alma de las gentes sencillas que trabajan sin descanso en sus terruños y gozan y sufren las mieles del afecto y el desengaño.
El enorme valor del trabajo del compositor de origen huilense tiene que ver con la afirmación de valores propios de nuestra nacionalidad, que nos diferencian de otros pueblos y que enaltecen y nos hacen sentir orgullosos de ser colombianos.
Concurren estas dos efemérides en un momento particularmente crucial en el transcurrir de nuestras vidas, pues estamos abocados a un acelerado proceso de expoliación de nuestras riquezas naturales y del trabajo nacional por parte de los dueños internacionales del capital, a través de pactos y normas acordadas con las autoridades nacionales, que nos conducen sin pausa a la perdida de la posibilidad de ofrecerle a las futuras generaciones un país con opción de una vida digna; tan grave es la crisis que el director del Banco de la Republica, se atrevió a afirmar, que la economía está estancada, para no decir que se encuentra en franco retroceso.
Testimonio de ello es la decisión de la Philips Morris de cancelar la producción de cigarrillos, como en el pasado lo hicieron farmacéuticas, fábricas de neumáticos, ensambladoras y otras industrias desaparecidas. La época del pronunciamiento de los estudiantes ha llegado, solo así las imágenes de los versos de Villamil mantendrán su vigencia.
–
Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com