Quiero iniciar este escrito con la siguiente frase del escritor Thomas Carlyle que reza: “De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos.” Y deseo comenzar de esta manera porque cada día encuentro más gente que teniendo poco da mucho y reviso listados de personas que teniendo mucho dan muy poco.
Estaba un día cualquiera laborando en mi oficina cuando de pronto recibí la llamada de un gran amigo quien me comentó acerca de la labor social que desarrollan dos seres humanos verdaderamente comprometidos con la comunidad, quienes haciendo grandes sacrificios dan lo mejor de sí y hasta más por ayudar a sus conciudadanos, razón fundamental de mi interés por participar en política, el servicio a la gente.
César Augusto Rincón González es un hombre tímido, de mirada algo triste, rostro tranquilo, conversar pausado, seguramente porque piensa más rápido de lo que habla y que por su prudencia, algo característico en él, según lo he venido conociendo, solamente expresa lo necesario, sin hacer alardes de su labor ni de su trabajo. Él es abogado, gestor cultural y es un gran fotógrafo de la naturaleza, con reconocimientos nacionales e internacionales, muy preocupado por el medio ambiente, la violencia, la desigualdad social y la pobreza; especialmente enfocado en la población infantil, víctima marcada de todos estos flagelos.
Su accionar se desarrolla en la comuna diez y en otros sectores marginados de Neiva a donde permanentemente llega a prestar servicio social por medio de talleres de pintura, cultura ciudadana, fortalecimiento de valores como el respeto, la tolerancia, la paz, protección del medio ambiente, entre otros; así como por medio de donaciones de ropa y alimentos que consigue a través de terceros. También logra desarrollar actividades importantes como celebraciones en épocas de San Pedro y Navidad para los infantes, llevándoles alegría, amor, esparcimiento, entre otras cosas propias de estas épocas.
Por otro lado, quiero hacer referencia a Númar Molano, un habitante de la comuna seis, un ser humano excepcional, un hombre bajo de estatura, pero con un corazón inmensamente grande. Este es otro de esos personajes que lo dejan a uno asombrado, no solamente por la labor social que desarrolla, en la que ha casado una guerra frontal contra los flagelos de la calle, robándoles niños de escasos recursos a las pandillas, a la drogadicción y a otros riesgos a los que está sometida día tras día la niñez y la juventud vulnerable en este país.
Desde hace varios años viene trabajando con población joven de la comuna seis, en escuelas de formación deportiva y teatral (fútbol y zanqueros), con lo cual los entretiene, los educa y les inculca valores humanos que los fortalece, acercándolos a Dios.
Tanto César como Númar tienen varias características en común y aunque no se conocen aún y pertenecen a mundos distintos, son excelentes padres, incondicionales amigos, se la han jugado por su comunidad y son amantes del arte y la cultura, pero otra cosa que los asemeja es los escasos recursos con que cuentan para continuar ayudando, pues el apoyo estatal es prácticamente nulo y la solidaridad de las clases favorecidas escasa.
Cuando pienso en cómo ayudar encuentro las respuestas en superhéroes como estos, quienes me dicen con sus acciones, si desean ayudar actúen, comprométanse, porque el servir está en las obras, no en las palabras. Entre todos podemos hacer una mejor ciudad para vivir. Apoyemos estas causas.
—
Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
Twitter: @Hufercao04