Conversábamos de manera muy amena con tres incomparables contertulios acerca del bicentenario de la independencia, el cual se celebra precisamente en el presente año, teniendo en cuenta que en realidad corresponde a una serie de sucesos ocurridos a partir del 20 de julio de 1810 en Santa Fe de Bogotá, que dieron origen al proceso independentista que se consolidó en el año de 1819, luego de muchas batallas, muertes y sacrificios, por parte del ejército libertador, encabezado por Simón Bolívar.
Comenzamos a hablar del término independencia y de lo sucedido de allí en adelante en nuestra patria, pero uno de los cuatro, el más joven de todos nos planteó lo siguiente: “perfecto, llevamos doscientos años de la independencia de los españoles y eso hay que celebrarlo con bombos y platillos, no hay nada peor en la vida que vivir bajo el yugo opresor de otro u otros, pero les invito a hacer la siguiente reflexión y corríjanme si me equivoco.
¡Sí! logramos derrotar la tiranía ibérica y eso estuvo maravillosamente bien, pero, ¿hemos podido emanciparnos realmente en estos doscientos años del poderío que ejerce la corrupción sobre los colombianos, soportada por la avenencia del pueblo?
Esa incógnita hizo que todos nos observáramos, y entonces, el mayor del grupo le dijo, por qué lo dice. El joven analista comenzó a decir lo siguiente: “La pedagogía de la liberación es un movimiento educativo cuyo principal representante fue el pedagogo brasileño Paulo Freire.
La educación liberadora es un proceso de renovación de la condición social del individuo, considerando al sujeto como un ser pensante y crítico, reflexionando de la realidad que vive”. Luego, un ser humano educado, es un individuo, hombre o mujer, menos susceptible a sucumbir ante las tentaciones de la corrupción y otros azotes.
Siendo esto así, no entiendo cómo en una alma mater como la Universidad Surcolombina, institución académica más destacada e importante del sur del país, se cae en pecados tan ignominiosos como prestarse para generar entramados de corrupción, eligiendo en la rectoría a una persona presuntamente inhabilitada para ocupar este cargo público y más aún, quien presuntamente se doctoró utilizando un mecanismo exprés, sin poder respaldar su título de doctor con una tesis doctoral, digna de tal nivel de formación.
Por qué esta funcionaria es alejada del cargo luego de la radicación formal de unas demandas interpuestas por personas que poseen intereses en la institución y por qué aún así, alejada del cargo, continúa mangoneando en la universidad, a través de calanchines como un tal Camilo Yáñez, o Carlos Núñez, la verdad no me gusta ni nombrarlo, por eso no recuerdo bien su nombre.
Y por qué un centro de enseñanza y aprendizaje, un templo del conocimiento, un santuario del saber, no puede emanciparse de esta fusta déspota de la podredumbre.
La emancipación se refiere a toda aquella acción que permite a una persona o a un grupo de personas acceder a un estado de autonomía por cese de la sujeción a alguna autoridad o potestad, como por ejemplo la emancipación de las colonias al momento de acceder a su independencia o el rechazo liberador de la opresión de la corrupción.
Entonces qué señores, ¿celebramos la independencia, o seguimos bajo la tiranía de la corrupción que tanto nos afecta?, la verdad es que es justo #CambiemosEstaVaina en este bicentenario de la independencia.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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