Nuestra voz de protesta se hizo sentir en lo más alto, sobre los efectos desastrosos que ocasionaría la construcción de una represa de tal magnitud, en la zona centro del Huila.
Nuestra denuncia por aquella época se fundamentó en el desplazamiento de más de cuatro mil familias que vivían de la producción agrícola, piscícola y pecuaria; unos en calidad de propietarios y otros como empleados, y sobre la catástrofe social, económica y ambiental en el propio territorio y áreas adyacentes al proyecto.
En las ocho mil hectáreas impactadas, se producían más de sesenta mil toneladas de comida año, que equivalían a más de cincuenta mil millones de pesos por año, que a su vez generaba un buen número de empleos y encadenamiento económico en municipios como: Garzón, Gigante, Agrado y El Pital.
La afectación social, ambiental y económica que causaría el mega proyecto en esta zona de gran relevancia para el Huila, no la percibieron la mayoría de la dirigencia huilense.
Por aquella época cuando se discutía el tema de la construcción de El Quimbo; era común ver al presidente de la cámara de comercio del Huila, a dirigentes de la alta alcurnia política y a su propio gobernador el “pajarito” Sánchez, haciendo alarde en foros y a través de los medios de comunicación sobre los grandes beneficios que le traería la construcción del cacareado El Quimbo a nuestro departamento.
No es un secreto que esta dirigencia gremial y política tenía grandes intereses económicos y políticos en el proyecto El Quimbo, o de lo contrario se hubieran sumado a la protesta social contra el proyecto energético que una vez más, tiene en desgracia, no solamente a la zona centro, sino al sur y a toda la economía regional.
En su orden los más afectados por el desastre vial causado por El Quimbo, son: el sector cafetero que es el primer renglón de la economía del centro y sur del Huila, y otras áreas de su economía campesina.
Los campesinos inermes ven como los precios de los agroquímicos y agro insumos se disparan hacía arriba, más el precio del transporte de sus productos, empezando por el del café.
El turismo y los sectores que lo engranan: transporte, hotelería, restaurantes, servicios y artesanías, hoy sienten que sus ingresos se desploman en más del 50%. El Quimbo se ha convertido en su gran azote.
La dirigencia huilense que con tanto afán y ahínco defendió el proyecto El Quimbo, debe ser objeto de un contundente juicio político ciudadano, que los castigue en las urnas, negándoles el voto. O de lo contrario sería igual que… abrazar a sus propios verdugos.
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Por: Miguel Rodríguez Hortúa – miguel.rh12@hotmail.com
Twitter: @miguel_rh12