Generalmente los sueños son el resultado de los pensamientos, que definidos como lo expone el diccionario, “son manifestaciones mentales de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones en un individuo durmiente, y normalmente relacionadas con la realidad”.
No sé si esté relacionado con mi realidad hoy o con mis continuos pensamientos, pero la verdad es que hace unos días mientras dormía en la noche tuve un sueño muy particular en el que yo hablaba con alguien a quien no le podía ver la cara; él porque era un personaje masculino, estaba sentado en una silla isabelina con descansabrazos que se hallaba ubicada como en una especie de montículo y en medio de un ambiente muy tranquilo este hombre miraba al horizonte, en el que se veía el firmamento con un maravilloso cielo azul matizado con blancas nubes que resplandecían gracias a los rayos solares que las acariciaban desde el lado opuesto.
De pronto me acerqué a este individuo y no sé por qué razón entablé conversación con él y le pregunté, ¿por qué en ocasiones se presentan tantas dificultades en la vida de las personas y se complica tanto resolverlas, aun teniendo la solución cerca?, y en un tono que no reconozco la persona me responde, de la siguiente manera: Ha de ser que el corazón de las personas no se encuentra dispuesto aún para encontrar las soluciones; primero es preciso sanar el corazón, disponerlo para el cambio positivo y prepararse para una nueva oportunidad. Entonces pregunté nuevamente, ¿Y cómo sabe uno que está listo?; solamente hay que reflexionar sobre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, reconocer que en ocasiones hay que cambiar y ¡cambiar!, madurar un poco más, ese es el comienzo me dijo, y agregó, pero lo fundamental es acercarse mucho a Dios, ¿A Dios? Le pregunté, ¿o sea que Dios tiene algo que ver con las dificultades?, y me dijo, sí así es, es a lo que llamamos la pedagogía de la tristeza, y le voy a explicar:
La pedagogía como muy bien sabe, es un método de enseñanza, una manera de transmitir sabiduría y conocimiento, de tal suerte que Dios en ocasiones utiliza esta forma de llamar la atención de las personas para que caigan en cuenta que están alejándose del camino correcto y se están distanciando de Él. O sea que es como un castigo, le dije yo; pero me replicó inmediatamente diciendo, no, no es un castigo, es una manera de enseñar y le voy a poner un ejemplo:
Cuando el hogar está conformado por los padres y los hijos, y los segundos aún dependen económicamente de los primeros, hay una unión y un permanente compartir, pero cuando los hijos crecen se van y se alejan, en ocasiones se distancian y hasta olvidan a sus viejos, y si les va demasiado bien en la vida, en muchos casos se olvidan de Dios También. Es así como en ocasiones suceden cosas tristes que unen nuevamente a la familia en torno a estas, como si fueran una excusa para lograr este fin.
De manera pues que no esperemos a que ocurran cosas lamentables para acordarnos y reunirnos con nuestras familias y amigos, hagámoslo siempre sin que haya otro motivo que la demostración de afecto, así cuando lleguen momentos de tristeza, la unión será nuestra fortaleza y los buenos recuerdos nuestra gran riqueza.
Adenda: Para hablar y criticar de los lamentables temas y hechos políticos, económicos y de corrupción que cotidianamente acaecen en este país hay mucho más tiempo.
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Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa – hfco72@gmail.com
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