Sin civismo no hay ciudad

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En estos días se presentó en un sector de la ciudad un incidente consecuencia de la falta de civismo y del mal manejo de los residuos sólidos: la tubería de la red de alcantarillado resultó colmatada de basura, bolsas plásticas, escombros y lo más sorprendente, un tronco de madera de un metro de largo por 50 cm de ancho que taponaba todo el conducto de 30 pulgadas de la red.

Héctor Buitrago, subgerente Técnico y Operativo (e) de Las Ceibas E.S.P declaró: “No hay derecho que esto suceda. La invitación es a tener más conciencia y cuidado por nuestros bienes. No se entiende cómo personas del común depositan toda esta cantidad de escombros, elementos y hasta troncos de madera.

En Las Ceibas E.S.P., venimos atendiendo esta emergencia para tratar de destapar la tubería de alcantarillado, pero ha sido difícil por la cantidad de residuos que encontramos. Los malos olores que sufrimos se producen por la acción de personas inescrupulosas que arrojan este tipo de elementos haciendo que se taponen nuestros ductos”.

Y el caso no es aislado ni se refiere solo al alcantarillado. Es general y muestra la falta de civismo de buena parte de los pobladores de Neiva que parecen no estar en capacidad de convivir en una ciudad, y actúan como si en esta solo vivieran ellos y los demás no existiéramos: no respetan las normas de tránsito, se roban los elementos de adorno ciudadano, mutilan las estatuas y monumentos, botan todo tipo de basuras a las calles, en algunas residencias en sus fiestas privadas ponen sus equipos de sonido a tal volumen que es como si pretendieran que toda la cuadra (¡toda la ciudad!) participara de su supuesta alegría.

En una frase: no saben vivir en comunidad, no respetan a los otros. No hay civismo, y sin civismo hay ciudad.

Educar la gente para que aprenda elementales normas de convivencia es acaso la más urgente necesidad de toda ciudad. Los grandes planes de desarrollo y progreso son magníficos, pero los pequeños detalles de solidaridad y convivencia cuotidiana no pueden ser desatendidos.

La administración actual hace ingentes esfuerzos por lograrlo a través de sus secretarias de Educación, Cultura y Movilidad. La comunidad los agradece y confía en que educando a los niños en nomas de cortesía y urbanismo, ellos logren vivir en una ciudad más amable que la que soportamos los actuales habitantes.

Pero no; quizá ello no es suficiente: hay que educar también a los actuales adultos, con consejo o con rejo, que parecer ser el único lenguaje que se atiende, se entiende y se respeta.

Por: Delimiro Moreno – morenodelimiro@gmail.com
Twitter: @opipaisa

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