Es una oportunidad muy importante para mitigar y controlar los devastadores efectos climáticos que hemos visto recientemente, entre sequías, inundaciones y olas extremas de calor.
En 1992, los países acordaron un tratado internacional llamado Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que estableció reglas básicas y expectativas para la cooperación global en la lucha contra el cambio climático.
Fue la primera vez que la mayoría de las naciones reconocieron formalmente la necesidad de controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, que provocan el calentamiento global que impulsa el cambio climático.
Durante estas dos semanas de noviembre, los líderes mundiales y los negociadores nacionales se reunirán en Escocia para discutir qué hacer con respecto al cambio climático.
Es un proceso complejo que puede ser difícil de entender desde el exterior, pero así es como el derecho y las instituciones internacionales ayudan a resolver problemas que ningún país puede solucionar por sí solo.
El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, publicado en agosto de este año, advierte en sus términos más enérgicos hasta ahora, que las actividades humanas han calentado el planeta y que el cambio climático ahora es generalizado, rápido y se está intensificando.
Los científicos del IPCC explican cómo el cambio climático ha ido acelerando fenómenos meteorológicos e inundaciones, fuertes olas de calor y sequías, pérdida y extinción de especies, la fusión de las capas de hielo y el aumento del nivel del mar, es un «código rojo para la humanidad».
Según el Acuerdo de París, los países deben actualizar sus planes nacionales de acción climática cada cinco años, incluso en la COP26. Este año, se espera que tengan objetivos ambiciosos hasta 2030. Estos se conocen como contribuciones determinadas a nivel nacional o NDC.
El Acuerdo de París requiere que los países informen sobre sus NDC, pero les permite un margen de maniobra para determinar cómo reducen sus emisiones de gases de efecto invernadero. El conjunto inicial de objetivos de reducción de emisiones en 2015 era demasiado débil para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Un objetivo clave de la COP26 es aumentar estos objetivos para alcanzar emisiones netas de carbono cero a mediados de siglo.
Otro objetivo de la COP26 es aumentar la financiación climática para ayudar a los países más pobres a hacer la transición a energías limpias y adaptarse al cambio climático. Los países ricos prometieron en 2009 contribuir con 100.000 millones de dólares al año hasta 2020 para ayudar a las naciones en desarrollo, una meta que no se ha alcanzado.
Otros objetivos incluyen la eliminación gradual del uso de carbón y la generación de soluciones que preserven, restauren o regeneren sumideros de carbono naturales, como los bosques. Otro desafío de las COP pasadas es acordar la implementación de un sistema de comercio de carbono descrito en el Acuerdo de París.
Muchos expertos creen que la COP26 no alcanzará su objetivo de tener compromisos lo suficientemente sólidos por parte de los países para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero en un 45% para 2030. Eso significa que el mundo no estará en el camino correcto para alcanzar emisiones netas cero para 2050 y el objetivo de mantener el calentamiento por debajo de 1,5°C.
La diferencia entre 1,5 y 2 grados Celsius puede significar la sumersión de pequeños estados insulares, la muerte de los arrecifes de coral, olas de calor extremo, inundaciones e incendios forestales, y una pérdida generalizada de las cosechas. Eso se traduce en muchas muertes prematuras, más migración masiva, grandes pérdidas económicas, grandes extensiones de tierra inhabitable, conflictos violentos por los recursos y los alimentos. ¡Un futuro infernal!