He ahí la impotencia

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Al alcalde de Neiva Gorky Muñoz no le va a alcanzar ni la plata ni los cuatro años de su gobierno para terminar de pagar favores políticos y las archimillonarias deudas que asumió en las dos controvertidas campañas que enfrentó para poder llegar al cargo.

Prácticamente todas las decisiones que ha tratado de realizar han estado orientadas a beneficiar a sus amigos y a sus acreedores políticos porque llegó a la alcaldía no solamente con las manos, sino con la conciencia maniatadas, pues no tiene ni la capacidad de maniobra, ni la claridad que se requiere para orientar a la ciudad sin tener que recurrir a las ya manidas alcaldadas.

Lo más grave hasta el momento según las organizaciones gremiales, las veedurías ciudadanas y hasta sus propios amigos, ha sido la adjudicación del siniestro contrato de alumbrado público con el que claramente se demuestra que en complicidad con sus mayorías en el concejo lo planearon exclusivamente para perjudicar a la ciudad y favorecer sin ningún tipo de escrúpulo al contratista, una concesión costeña a la que le organizaron todo, como un costoso traje cosido a sus estrictas medias e intereses.

He escuchado a ingenieros, abogados, médicos, contadores y líderes sociales declararse impotentes ante este exabrupto al que el alcalde Gorky Muñoz y sus concejales de comidilla sometieron a la ciudad, poniendo a sus habitantes a perder día a día mientras el contratista se enriquece segundo a segundo, sin importarle para nada la suerte de Neiva. Pero quizás duele más ver cómo a los organismos de control y a la justicia, le importa menos el bien común que les corresponde resguardar.

Me ha confirmado el ingeniero Alexander Bernal, uno de los pocos neivanos que le duele la trapera puñalada que el alcalde Muñoz Calderón, le ha asestado a la ciudad con este escandaloso contrato, que muchas de las luminarias que se han instalado han quedado fuera de servicio en menos de dos meses de uso, también lo han ratificado usuarios, veedores y observadores del común que les toca padecer la misma impotencia de la ciudad entera ante semejante alcaldada que quedará como otra de las tantas barbaridades que se han cometido aquí en los último años sin que nada pase.

Comenta también el ingeniero Bernal que se sabe de memoria las más de 50 irregularidades en que se incurrió con esta concesión, que el contratista se trajo de Cartagena más de 100 empleados para vincularlos a la empresa, desconociendo los más altos volúmenes de desocupación que enfrenta la ciudad. Recuerden que Neiva ha sido durante la pandemia la segunda capital de Colombia con el más alto desempleo, sin embargo, el alcalde Gorky Muñoz disfruta viendo cómo se enriquece su contratista, despreciando a sus paisanos impotentes y desocupados.

Además del ingeniero Bernal, las veedurías, las comunidades y muchos usuarios están pidiéndole al alcalde que ponga la cara, y que permita rebatir el exabrupto, y que tienen todos los argumentos y pruebas para demostrar que este contrato no solo es un escándalo sino una clarísima inconveniencia para la ciudad.

Lo quieren hacer porque tienen claro que Neiva aparte de ellos no tiene dolientes en este caso, porque está claro que ni a las contralorías, ni a la procuraduría, mucho menos a la fiscalía les importa esta herida que abrió el alcalde a la capital del Huila. Claro, estos entes representan en gran parte a la clase política comprometida en corrupción y no pueden actuar contra sus propios intereses. He ahí la impotencia.

Por: Marco Fidel Yukumá
Twitter: @marcofyukuma

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