Colombia, uno de los países con más festividades del mundo, vuelca su mirada en pro de la reactivación económica, en esta opción de holgorio, pero a su vez de cultura y folclor.
Las sonadas ferias y fiestas, que, por estos días, en los que estamos tratando de recomponer esa cotidianidad fiestera, presente en diferentes ciudades capitales y municipios a nivel nacional y local; y que en muchas ocasiones nos diferenció positivamente de muchas otras regiones del mundo, y que a causa de la pandemia se había frenado drásticamente; son una muestra de que esta opción socio-económica, es una de las más llamativas y esperadas por propios y turistas.
Rescatar esa idiosincrasia propia del colombiano, después de tan trágicos acontecimientos, nunca antes vividos por las presentes generaciones, se convierte no solo en un aliciente económico, sino también de calidad de vida y salud mental.
Siendo muy respetable la opinión de quienes no comparten este tipo de actividades, es notorio su efecto positivo, siempre y cuando estén debidamente organizadas, programadas y articuladas a otras actividades tradicionales, tales como, ferias y muestras ganaderas, festivales equinos, actividades comerciales, culturales, artísticas y de emprendimiento; se convierten en eventos de masiva participación y de beneficio popular, donde todos y cada uno de los habitantes de las localidades que los organizan, reciben algún tipo de beneficio por su vinculación.
Nuestro departamento, no es ajeno a esta dinámica de reactivación, entorno a este tipo de actividades, y está, por estos días, retomando su rumbo al respecto de estas temáticas, que además de promover una gran dinámica económica local, genera un impacto directo en actividades que hacen parte de nuestras principales apuestas productivas como el Turismo y la Agroindustria.
Hasta la fecha las ferias realizadas, organizadas y apoyadas por toda la institucionalidad, tanto pública como privada, han dado muestra de ello. Las resientes ferias en municipios como Tesalia, Pitalito, La Argentina, Iquira, entre muchos otros, y las que están programadas para otras municipalidades como Nátaga, son el ejemplo de que nuestro espíritu fiestero, no debe ir en contravía de nuestras responsabilidades sociales, culturales, económicas y de salubridad, y por el contrario deben aportar a cada uno de estos conceptos desde la integración y la participación ciudadana.
Continuemos viviendo con responsabilidad nuestras fiestas, participemos en ellas, apoyemos a sus organizadores con la promoción de las mismas, y tratemos de integrarlas a otras actividades tradicionales, para fortalecer nuestra economía y desarrollar este potencial de Turismo de “Ferias y Eventos”, para el que, el Huila, tiene los suficientes escenarios e insumos.
HUGO ANDRES RIVERA COLLAZOS
Administrador de Empresas – Universidad Surcolombiana
Especialista en Planificación de Destinos Turísticos
Universitat Oberta de Catalunya