En mi tarea de orientar y convencer a los colombianos y huilenses para que cambiemos nuestra postura política frente a los candidatos próximos a congreso, presidencia y autoridades regionales, lo que hago dieciocho horas al día, me dirigí esta semana a un tertuliadero muy concurrido por estos días de Covid, que exige reuniones al aire libre por demás, exactamente en el parque del amor y la amistad en el centro de Neiva, y bajo un frondoso árbol de caucho que solo dejaba filtrar unos rayitos de sol de la mañana calurosa, tuve la oportunidad de dialogar con personas que ejercen alguna actividad comercial o empresarial en el Departamento del Huila y puntualmente en la ciudad de Neiva, y nos concentramos en dos temas que son indisolubles, que son eternamente contemporáneos, como son el comercio y la política.
Veamos, dijo uno de ellos, con alto rasgo de profesar la fe cristiana – miren el comercio y la política, han coexistido desde el principio de la humanidad y ello no ha cambiado desde antes ni después de Jesucristo-, a lo cual nos atrevimos pedirle una cita más clara, por lo menos vista desde la cristiandad o sino de la modernidad en la que estamos sumidos, a lo cual respondió amablemente: “ -El panorama fiscal en Colombia recuerda la parábola de José, teóricamente el primer asesor de política fiscal documentado en la historia de la civilización.
Cuando se le pidió a José que interpretara el famoso sueño del faraón, en el que siete vacas feas y flacas devoran a siete vacas gordas y hermosas, éste predijo siete años de abundancia, a los que seguirían siete años de hambruna, por lo cual recomendó hacer acopio de bienes durante los años buenos. El faraón siguió el consejo de José y reinó en el antiguo Egipto durante lo que actualmente llamaríamos un largo período de estabilidad macroeconómica”.
Prosiguió muy animado, diciendo, “esta historia de éxito se ha repetido una y otra vez en el tiempo y en el espacio, y la versión más reciente ha sido la de la crisis financiera, cuando, después de una década de vacas gordas, el granero de la región estaba lleno y para nuestro caso muchos empresarios de origen huilense habían construido emporios familiares y económicos, nos han hecho sentir orgullo nacional, han generado empleos de calidad, han desarrollado la ciudad en lo social, en infraestructura y hábitat, en fin son exitosos”.
“Pero negativamente el apocalipsis hace un análisis de los tres poderes que gobiernan al mundo, el poder político-militar, donde las armas y la fuerza bruta dominan; el poder de comunicar, en el que la razón la tiene el Estado; y el poder del comercio, que todo vende y toda compra (la gran prostituta).
En el poder político-militar, dijo, se mueven la mayoría de los gobernantes; donde el Ejército y las armas son invocadas para refrendar su fortaleza frente a los demás; mientras que el segundo acaba con el pensamiento, al estar -dominados por el gran poder que nos pone una marca- y que nos permite pensar que tenemos libertad- aunque no sea así”-.
Así las cosas atine a contribuir con la charla, esbozando que siempre las clases dirigentes de este país, han tendido lazos indisolubles con los empresarios y comerciantes para valerse muchas veces de ellos, de su capital, de sus negocios, de su votos, de su buena imagen, de sus amigos, de su moralidad, de su ética, de su esfuerzo diario y sacrificio, pero hoy, muchos señalan con el dedo inquisidor que entraron en una profunda decepción y malquerencia por esta actividad del político, saben, que pese a esa crítica, existirán aún sin ellos y sus votos, que hoy son sus verdugos, pues les ponen trabas y exigencias impositivas tributarias que los lleva al fracaso empresarial, y muchas ideas nacen muertas por falta de apoyo estatal que está en manos de los políticos.
Concluimos, que hoy están rotas sus buenas relaciones con el sector político tradicional, que luego de más de 70 años han considerado votar por alguien que en la presidencia de Colombia proponga un modelo de gobierno diferente, que introduzca una serie de medidas al desarrollo económico sin que se destruya el capitalismo, que entienden que ese gobierno debe estar rodeado de nuevos congresistas que apoyen esas reformas, y lo más importante, que los hagan sentir bien representados, que sientan de nuevo confianza y nunca más el miedo al cambio, el miedo a elegir alguien que haga la diferencia y nos muestre otro país, que el elector vería con buenos ojos una lista al congreso con empresarios exitosos, pues ese sería un buen ejemplo de vida y no seguir las falsa promesas de los políticos, y nunca volver a votar con la tétrica frase “es mejor malo conocido que bueno por conocer – este robo pero hizo”.
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Por: Juan Felipe Molano Perdomo – jmolano74@hotmail.com
Twitter: @JuanFelipeMola8