Colombia, fútbol y realities

1104 views
5 mins read

En Colombia se ha vuelto común esperar más de un equipo de fútbol, de sus jugadores o de influenciadores que participan en realities, que de nuestros gobernantes. Esto no debería sorprendernos, ellos nos dan algo que perdimos hace mucho tiempo: la esperanza.

Estamos tan polarizados que hemos normalizado el olvido de las regiones apartadas y convertido la violencia en la protagonista. En este contexto, no sorprende que muchos depositen su fe en un futbolista o influenciadores de redes sociales y realities, que en quienes tienen el deber de gobernar. Sé que el fanatismo existe, pero las ideas y las convicciones parecen haber quedado atrás.

¿Por qué?  Las respuestas son tantas y tan variadas que no me alcanzaría esta columna para mencionarlas todas.  Pero puedo señalar algunas que, a mi juicio, son claves.

Primero: los políticos suelen olvidar la razón por la que fueron elegidos: velar por sus pueblos. Segundo:  hemos permitido que nos convenzan de que no existen otras formas de progreso, hasta el punto de creerlo. Así, terminamos aceptando que los pobres sean cada día sean más pobres, mientras los ricos, como siempre, continúan llenándose los bolsillos.

La tercera razón es que los jugadores de fútbol nos devuelven algo que ya perdimos: la ilusión. Un ejemplo claro es Luis Diaz. Él irradia luz, y verlo jugar durante 90 minutos nos permite olvidar, aunque sea por un momento, tantos tragos amargos.

Una cuarta razón, podría ser la figura de los influenciadores, ya sea de realities o en redes sociales. Nos muestran su vida, lo que hacen, lo que compran, cómo se comportan, y llegamos a creer que, a través de ellos, podemos expiar todas nuestras frustraciones. Pero no, son tan humanos como cualquiera de nosotros, con virtudes y defectos, aunque a menudo se presenten como inalcanzables. Es que una pantalla no lo es todo.

Definitivamente esto no está bien. Es urgente girar nuestra mirada hacia donde realmente importa, exigir a quienes tienen la responsabilidad directa de garantizar la seguridad y ofrecer condiciones dignas para todos y todas. ¿Y quiénes son ellos? Los políticos que elegimos cada cuatro años.  Ya fue suficiente de hacernos los de la vista gorda o conformarnos con migajas. Solo basta pensar en el Estadio de Fútbol de Neiva o en el metro de Bogotá. ¿Cuánta ineficiencia más estamos dispuestos a aceptar?

Ellos —los que durante unos meses recorren pueblos dando la mano a los adultos mayores, los que prometen mejores condiciones—, ellos sí nos deben mucho, y sin embargo, los relegamos a nada. Son a quienes les entregamos nuestra confianza y nos tienen que cumplir. No podemos quedarnos siempre con «hacen lo que pueden con lo que tienen», porque a mi parecer, los impuestos son bastantes, y por dónde sea sacan plata. Entonces, recursos hay, que no los administren bien, es otro asunto.

Ya no podemos vivir solo de ideales y humo. Así no avanza ningún país. Es urgente que se vean las gestiones, que existan planes concretos, caminos reales y un punto de equilibrio desde el cual la esperanza pueda retornar. La responsabilidad es de ustedes, señores gobernantes. De nadie más. Y si no están dispuestos a asumirla, entonces no prometan tanto. No engañen.

PD: Siempre lo he dicho:  hasta que la política no deje de ser un negocio, seguiremos igual, nada va a cambiar. Rico el tamal, la lechona, el bono o el cargo público… pero ¿cuánto dura? Es hora de madurar como nación si de verdad queremos avanzar. Colombia, fútbol y realities.

Por: Daniela Muriel Trujillo

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Ir al contenido