Los síntomas de bajos niveles de hierro en el organismo son tan variados, que quienes los padecen pueden demorar en buscar ayuda. La campaña “Tómese El Hierro En Serio” promueve que cada persona escuche a su cuerpo y logre un diagnóstico temprano.
El déficit de hierro es una condición que padece un tercio de la población mundial[1], y que es más prevalente en mujeres en edad reproductiva, en las embarazadas y en los niños menores de cinco años.
La campaña “Tómese El Hierro En Serio”, organizada por CSL Vifor junto a una alianza de entidades de salud y asociaciones de pacientes, tiene como fin educar a la comunidad sobre la importancia de este mineral esencial para el organismo, y lo que puede ocurrir si no se controlan adecuadamente los niveles de hierro. La iniciativa fomenta que las personas estén mejor informadas y consulten a su médico ante la sospecha de síntomas de déficit de hierro.
El Dr. Hoover Canaval Erazo, ginecólogo y presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Climaterio y Menopausia, destacó que esta fecha es un recordatorio sobre la importancia de atender a los síntomas a tiempo. “El déficit de hierro (DH) y la anemia, debido a su alta prevalencia a nivel mundial, requieren de especial atención. Entre los distintos grupos de riesgo destacan las mujeres embarazadas, de las cuales, en el 90% de los casos, no reciben suficiente hierro durante su periodo de gestación. Incluso se ha evidenciado que entre el 30 y 34% de las mujeres en estado de embarazo en la región tienen anemia”.
El hierro es necesario para la salud física y mental. Con el hierro se fabrica la hemoglobina, la proteína de los glóbulos rojos de la sangre que transporta el oxígeno desde los pulmones al resto del organismo[2]. El oxígeno hace falta en el cerebro para la concentración y en los músculos para la energía física[3]. A su vez, el hierro es indispensable para mantener un sistema inmunitario fuerte, lo que ayuda a combatir infecciones[4].
La consigna de este año es “Escuche a su cuerpo”, ya que la falta de hierro se manifiesta con síntomas de todo tipo: desde los visibles, como palidez, uñas quebradizas o caída de cabello, hasta los menos específicos, como pérdida de memoria, irritabilidad, deseo de comer hielo y cansancio físico y mental. También puede producir intolerancia al frío, dificultad para respirar, dolor de cabeza, disminución de la audición, falta de interés en el sexo, sistema inmunitario debilitado, síndrome de piernas inquietas, úlceras bucales y aparición de hematomas. La consulta con un profesional de la salud puede favorecer un diagnóstico adecuado y un tratamiento que revierta la deficiencia.
Mediante un sencillo cuestionario de tres pasos, en la web www.takeironseriously.com/latam es posible verificar cuáles son los principales signos que indican déficit de hierro, así como consejos e información actualizada sobre este tema.
Anemia ferropénica
El déficit de hierro puede conducir a que el cuerpo produzca menos glóbulos rojos sanos, una enfermedad conocida como anemia por déficit de hierro o anemia ferropénica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 42% de la anemia en niños y alrededor del 50% de la anemia en mujeres podría ser anemia ferropénica[5].
Quiénes tienen mayor riesgo de déficit de hierro
Las personas con mayor riesgo de déficit de hierro son:
- Mujeres
- Personas próximas a someterse a una intervención quirúrgica [14]
- Pacientes
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[1] Vos, T., et al (2016). Global, regional, and national incidence, prevalence, and years lived with disability for 310 diseases and injuries, 1990–2015: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2015. The Lancet, 388(10053), 1545–1602.
[2] Brownlie T, Utermohlen V, Hinton PS, Haas JD. Tissue iron deficiency without anemia impairs adaptation in endurance capacity after aerobic training in previously untrained women. Am J Clin Nutr. 2004;79(3):437-43.
[3] Lozoff B, Beard J, Connor J, Felt B, Georgieff M. Long-lasting Neural and Behavioral effects of iron deficiency in infancy. Nutr Rev. 2006;64:S34-S91.
[4] Dhur A, Galan P, Hercberg S. Iron status, immune capacity and resistance to infections. Comp Biochem Physiol. 1989;94A(1):11-19.
[5] World Health Organization. The global prevalence of anaemia in 2011. Geneva Switzerland WHO. 2011; 126(11):5409–18.
[6] Zimmermann MB, Hurrell RF. Nutritional iron deficiency. Lancet. 2007; 370:511-520. Available at https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0140673607612355 Accessed 29 September 2020
[7] Carpintero P et al. Consenso latinoamericano de diagnóstico y tratamiento de la deficiencia de hierro con o sin anemia en mujeres en edad fértil, embarazo y puerperio. Gineco FLASOG. Revista oficial FLASOG www.flasog.org . 2021(19) 6-21.
[8] WHO. Guideline: Iron Supplementation in Postpartum Women. 2016.
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[10] Bergmann RL, et al. Eur J Obstet Gyneco l Reprod Biol. 2010;150(2):126−31
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[12] Fraser IS, et al. Int J Gynecol Obstet. 2015;128:196–200.
[13] Morrison J, et al. J Reprod Med. 2008;53(5):323-33.0.
[14] Carpintero P et al. Consenso latinoamericano – Gestión de sangre de la paciente en la salud femenina. FLASOG. Boletín Abril 2023; Año 6 / No. 54.
[15] Wienbergen H et al. Usefulness of Iron Deficiency Correction in Management of Patients With Heart Failure [from the Registry Analysis of Iron Deficiency-Heart Failure (RAID-HF) Registry], Am J Cardiol (2016) 118 (12): 1875–1880.
[16] Fishbane S et al. Iron Indices in Chronic Kidney Disease in the National Health and Nutritional Examination Survey 1988–2004, Clin J Am Soc Nephrol 4: 57–61, 2009.
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[19] Dignass AU et al. European consensus on the diagnosis and management of iron deficiency and anaemia in inflammatory bowel diseases. J Crohns Colitis. 2015 Mar;9(3):211-22. doi: 10.1093/ecco-jcc/jju009. Epub 2014 Dec 3
[20] Evstatiev R, Marteau P, Iqbal T, et al. FERGIcor, a randomized controlled trial on ferric carboxymaltose for iron deficiency anemia in inflammatory bowel disease. Gastroenterology. 2011; 141(3):846-853.
[21] Aapro M et al. Prevalence and management of cancer-related anaemia, iron deficiency and the specific role of i.v. iron. Ann Oncol 2012; 23(8): 1954-1962.