Un paso más hacia la paz

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Miguel Rodriguez HortuaNo es una decisión fácil hacer parte de un gobierno en crisis, por no decir desacreditado internamente por los constantes ataques de sus férreos contradictores y su falta de coherencia al pretender hacer la paz mediante la desmovilización de la insurgencia armada, sin dar pasos firmes para combatir las causas que originaron su existencia.

Tal vez sí el gobierno de Santos para diferenciarse de sus dos antecesores, Pastrana y Uribe, hubiese dado un viraje significativo de cara  al perverso modelo de salud que hoy tiene en cuidados intensivos a la mayoría del pueblo colombiano y haber puesto en cintura a los monopolios de las importaciones de los agroinsumos y agroquímicos, que hoy continúan arruinando nuestro sector rural, su imagen difícilmente hubiera descendido a niveles tan bajos. Entonces hacer parte de su gabinete ministerial sería de pronto, un gran honor.

Pero no se puede desconocer que sentarse en la misma mesa con una guerrilla que le ha causado tanto sufrimiento al país, genera rechazo y corroe la imagen del mandatario que tenga el valor patriótico de buscar una salida negociada, pues los que se lucran de la guerra ponen el grito en el cielo, mientras los ingenuos que no saben de guerra ni entienden sobre el valor supremo de la paz, los aplauden.

El presidente Santos acaba de hacer un revolcón ministerial donde ha realizado nombramientos trascendentales en su gabinete, en la búsqueda de conformar el llamado “gobierno de transición para la paz”, que le permita mayor gobernabilidad, sumando fuerzas de izquierda y de centro. Lo difícil  o casi imposible es que al interior de estos dos sectores se obtenga el consenso unánime para tal propósito.

Jorge Eduardo Londoño es un gran señor, de altas calidades humanas y académicas, que conoce lo público por dentro y por fuera, porque  fue gobernador de su departamento y senador de la república con la más alta calificación en cada uno de los debates. Londoño más allá de quienes lo apoyan o no, será un súper ministro para la paz.

La Alianza Verde siendo un partido democrático, amante y promotor de la paz, no puede quedarse de espalda ante un hecho de tanta trascendencia histórica, nacional e internacional, en el instante que se está poniendo punto final a una guerra de más de cincuenta años; que lo único que nos ha dejado es: pobreza, lágrimas, sudor y muerte.

Por: Miguel Rodríguez Hortúa – miguel.rh12@hotmail.com

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