Dicen que en la política generalmente hay un vivo y una manotada de bobos; el vivo el que se lucra y hace ochas y panochas, y los bobos los que lo aplauden; eso es lo que generalmente pasa en la tierra del Sagrado Corazón de Jesús. No quiero entrar en detalles de vivos y bobos, por ahora.
Pero en el caso de Venezuela, funciona, al contrario; un grupo de vivos pusieron de presidente a un bobo para beneficiarse, pues al bobo no le interesa que sus compatriotas se burlen de él y se mofen de sus absurdas actuaciones y expresiones, solamente le importa saber que es el presidente de un país, que cuenta con el poder que la investidura le otorga y que se beneficia tanto él como su familia, sin importarle el menoscabo de toda una nación y el empobrecimiento de toda su gente.
El mundo quedó absorto luego de las elecciones del 28 de julio de 2024, cuando a pesar de la inmensa movilización de venezolanos que acudieron a las urnas, a pesar de los obstáculos que les pusieron para acudir a los sitios de votación, éstos eligieron al candidato de la oposición Edmundo González Urrutia, como nuevo mandatario de este país; sin embargo, tras una presunta maniobra oscura, como una noche sin luna y sin estrellas, resultó siendo reelecto nuevamente Nicolás Maduro Moros.
Ayer, una vez más, Latinoamérica y en general el mundo, fue testigo de la posesión presidencial de Maduro Moros, en un acto que a los ojos de la comunidad internacional fue bochornoso e indecoroso, convirtiéndose en un flagrante hecho de violación a la democracia, dejando atónitos a los observadores de los diferentes países.
A Nicolás Maduro le importa cinco la lluvia de críticas que caen de uno y otro rincón del mundo, eso lo tiene sin cuidado; mientras tanto hace llamaditas por teléfono satelital a Daniel Ortega y a Raúl Castro, y le envía mensajitos de texto a Putin, a Kim Jong-un y a Xi Jinping, convencido de que los van a leer y le van a responder, cosa que seguramente no va a pasar.
Preocupa enormemente las relaciones entre Colombia y Venezuela, dado que no hay claridad en la posición del gobierno de Gustavo Petro, frente a esa debacle que constituye la posesión de Maduro. Esa falta de nitidez del presidente de los colombianos, ante la crisis política del vecino país, genera mucha incertidumbre, máxime siendo nuestro territorio patrio el mayor receptor de migrantes venezolanos.
Francamente yo creo que no va a pasar nada y que las críticas se van a ir diluyendo y perdiéndose en el paisaje del día a día, como todo lo que pasa en esta parte del mundo, y estoy convencido también que Nicolás Maduro Moros continuará gobernando a su cantinflesca manera la vituperada república contigua.
Adenda:
Señor alcalde Germán Casagua, con el debido respeto en nombre de todos los neivanos le pido el inmenso favor de programar obras y acciones, encaminadas a recuperar las vías, la seguridad y el ornato de la ciudad.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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