Las imágenes en toda Colombia son preocupantes: conglomeraciones, personas sin distancia e incluso sin tapabocas, familias aprovechando para viajar, todo por la Semana Santa. Pareciese que el tercer aniversario de la llegada de la pandemia en el anterior mes al país vino con un cambio de actitud que puede cobrar vidas y alargar el sufrimiento: la idea de que ya no estamos bajo riesgo.
Hasta que nuestro país haya vacunado al 70 % de la población no podemos bajar la guardia ni comportarnos como si el virus peligroso hubiera desaparecido. Nuestro sistema de salud sigue tensionado, las muertes siguen ocurriendo en menor proporción y la amenaza de una nueva ola es real. Ya empezó en China y otros países han vuelto a tomar medidas restriccionistas.
Es una grata noticia; pero no debemos bajar la guardia, porque todavía este virus mortal deambula en el ambiente y cualquier desbordamiento en el comportamiento de la población, puede volver a provocar un nuevo rebrote de coronavirus en la región. Debemos acatar severamente las recomendaciones que nos brindan las autoridades sanitarias. No se pueden permitir aglomeraciones durante la Semana Mayor. Debemos prevenir cualquier acercamiento entre las personas.
Aunque no, en tal medida otros países también han visto el riesgo de esta ola. Ya se encuentran en máxima alerta debido a que no han podido vacunar a las personas suficientes. Incluso Estados Unidos, que está dando cátedra gracias a su eficiencia y a que muchos días promedian más de tres millones de vacunas puestas, no ha bajado la guardia porque el virus sigue cobrando vidas.
Estamos cerca del final de la pandemia, pero todavía falta un buen trecho por recorrer. Lo que hagamos afecta la vida de todos los que habitamos Colombia.
Todo esto nos envía un mensaje claro: no es momento de bajar la guardia. Como dijo la epidemióloga Silvana Zapata: “Hasta que no tengamos a esa población más susceptible de fallecer inmunizada, seguiremos viendo picos, no únicamente de infección sino de muertes.
Esos son los que nos deberían preocupar mucho más”. Por eso, en Semana Santa y en todo lo que viene, tenemos que seguir apostándole a la prudencia. Estamos viviendo momentos excepcionales, en los que todos debemos ceder para que todos podamos ganar y corregir sobre la marcha.
Así que no es momento para titubear en vista de los ejemplos de otras latitudes, cuando los protocolos poco a poco se dejan de aplicar bajo premisas de falsa seguridad. Lo que queda claro es que la pandemia sigue presente y las conocidas medidas de bioseguridad siguen siendo las más efectivas para frenarlo. Con nuestras familias debemos pasar la semana santa con tranquilidad y en paz. Es un momento propicio para ello.