Como muestra de un legado que sigue vigente en las nuevas generaciones, Neiva se vistió de fiesta a ritmo de rajaleñas y bambucos, donde los protagonistas fueron los niños, quienes orgullosos mostraron su talento a propios y visitantes.
Con un lleno total, la plazoleta del Centro de Convenciones José Eustasio Rivera, fue el escenario perfecto donde los niños del Huila mostraron su talento, durante el Encuentro Departamental Infantil de Rajaleñas “Ulises Charry” y Bambuco Tradicional, desarrollando en el marco de la versión 64 del Festival del Bambuco en San Juan y San Pedro.
Sobre las 4:00 de la tarde de este domingo 22 de junio, se dio comienzo a este magnífico evento, inicialmente con la interpretación del baile de bambuco tradicional, del que participaron 10 parejas de niños de los municipios de Aipe, Neiva, y Tello, quienes demostraron no solo el dominio del escenario, sino el amor por nuestra cultura, llevando en su ritmo obras musicales de los maestros Silva y Villalba, Cantalicio Rojas, y Raúl Rivera.
Cada pareja fue ovacionada por el público debido a la sutileza y gallardía con la que bailaron temas reconocidos de la cultura huilense como La Mistela, Ojo al toro, y Los Potros, dejando que cada nota recorriera su cuerpo hasta convertirse en una herencia que palpita no solo en sus corazones, sino en el alma del Huila.
Posteriormente el turno fue para los grupos de rajaleña infantil, que, al ritmo de tambora, tiple, esterilla, cien pies, carángano, chucho, y guitarra, sumado al grito picaresco con el que se evoca la memoria de grandes cultores de este departamento como don Ulises Charry, hizo vibrar desde los niños hasta los adultos mayores, algunos de los cuales no vacilaron en sacar parejo y aprovechar el espacio para bailar.
Agrupaciones como los Guipas de Rumichaca, Los Zumbambicos, Las Garzoneñas, Los Pescuezones, Agrupación Folclórica Los Opitas, Los Pescueguambis, Grupo de Rajaleña Juvenil «Aires Mauxiforianos de Fortalecillas», Agrupación Folclórica los Rucios de Tuco Reina, Los Pescueñitos de Paicol, Los Guambitos, y los Zumbas del Magdalena, deleitaron a propios y turistas quienes se contagiaron y tararearon las coplas picarescas, que cuentan el vivir cotidiano de un pueblo trabajador y alegre.
Este derroche de talento por parte de nuestros niños y jóvenes, es una muestra esperanzadora que las tradiciones se mantienen firmes, donde su majestad El Rajaleña, es el latido cultural del Huila, un legado que debemos promover en las nuevas generaciones, pues a través de sus ritmos y letras, se cuenta la idiosincrasia de un pueblo reconocido por su hospitalidad y laboriosidad que celebra la vida en sus fiestas, por lo que es fundamental preservar esta tradición para que las futuras generaciones puedan conocer y apreciar su rica herencia.