Por si te mueres antes del 31 de diciembre

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Eran las 6 de la mañana me levanté a hacer el desayuno para mi esposa que tenía que salir a acompañar a Dieguito, mi cuñado, quien se encuentra luchando en el Hospital general de Neiva por un cáncer muy agresivo, mientras ello ocurría, en la calle sonaba el radio de un escobita de Ciudad Limpia quien tarareaba una canción de diciembre que mostraba lo bueno que es la vida, y como dijo Miguel Ángel Cornejo, él limpiaba la creación divina.

En diciembre nos acogemos a la reunión familiar, al compartir, a dialogar, a regalar y entregar lo que tenemos a los más queridos, como siempre, la casa de mi madre estaba llena de nietos e hijos, que la rodean por su generosidad y capacidad de entrega a los demás, si hay algo que es de nuestra genética es la felicidad extrema y el don de querer ayudar al otro hasta con lo que nos haga falta.

La casa de mi madre no tenía luz, dado que se había presentado un corto circuito, y mi sobrino llamó a un técnico para que nos solucionara el problema, el señor en medio de sus tragos de más, explicó con lenguaje que él solo entendía, lo que había sucedió y nos ayudó a solucionar el problema. Lo gracioso es que se quedó allí contando sus hazañas y compartiendo con mi hermano Efraín unas cervezas mientras él con su nobleza lo escuchaba e incluso le compraba otra cerveza cuando se le acababan.

Este cuadro se repite cada año, sobrinos al doquier e hijos que hacen su esfuerzo por llegar a la casa de la mamá grande, a recordar a los que ya partieron, a derramar las lágrimas de la alegría y tristeza y a declamar una que otra canción que revela las desdichas, o añoranzas de vidas que ya no regresarán y de hechos que marcaron nuestro camino para siempre.

Con mis hijos disfrutamos la magia de la navidad, con un mensaje de papá Noel que se encontraba en un centro comercial, estuvimos muy juiciosos en la novena, y compartimos la alegría de estar juntos, de comer en familia y de repartir los regalos que con cartas previas habían solicitado. Simón vio a papa Noel en una moto, y me dijo “papi a papá Noel se le varó el trineo, va corriendo en una moto”, le dije que él era muy hábil y que ese día tenía mucho trabajo.

Con Emmanuel discutían si el trineo era invisible, preguntaban a los vecinos si ya había llegado por allí el señor barbado y preciso cuando entraba a la casa me vieron empacando los regalos, mi esposa Tania Solange, como buena cómplice de la fantasía les explicó que estábamos revisando si los regalos habían llegado como los habían solicitado. La ansiedad se apoderaba de ellos mientras esperaban la hora de abrir los regalos. Cuando ocurrió el momento, mi hijo mayor Santiago dijo que adoraría la navidad en adelante y que ella valía por solo ver la cara de felicidad de su pequeño hermano cuando abrió el regalo.

En diciembre, afloran todo tipo de sentimientos, desde los que quieren pasárselas por Grinch, hasta los que se esmeran con entusiasmo por reunir a sus familias, así las reuniones terminen en las discusiones de siempre y ese capítulo del laberinto kafkiano reviva problemas, diferencias y dificultades, que no han sido superados. Al fin y al cabo, la familia es finalmente una sociedad pequeña en donde se encuentran representados todos los tipos de seres, desde la hermana que esta por divorciarse, al hermano que no tiene trabajo, el que tiene plata, pero pasa por tacaño porque no paga la siguiente ronda, pues igual, hay que tomarse hasta lo que haga falta, luego que, un enero sin las quejas de las deudas de diciembre no es enero.

Mientras todo ello ocurre, los policías se las arreglan para dirimir los conflictos producto de las borracheras o el exceso de velocidad, el personal sanitario vive las consecuencias de la irresponsabilidad del uso de la pólvora, las riñas o el exceso de bebidas, con uno que otro intoxicado, entre otras peripecias que caracterizan la tierrita.

Con todo ello, no veo un lugar más bello en el que quisiera vivir, así tenga que aguantarme a uno que otro hampón en el gobierno, o uno que otro loquito que cree que los políticos nos van a salvar de la pobreza, injusticia e inequidad, a ellos les vale cinco nuestras vidas, les interesa seguirnos entreteniendo con debates insulsos como el que nos vamos a volver como Venezuela como si estuviéramos viviendo en Suiza, o que los guerrilleros y bandas criminales son los responsables de nuestras desgracias, (que en una pequeña porción lo son) que hijuemadres tan bellacos y mentirosos (ellos son los responsables de gran parte de nuestros problemas), igual la vida se encargará de cobrarles cada peso que se han robado. A nosotros nos corresponde seguir insistiendo en la utopía de cobrársela con nuestro voto y buscando a los mejores en esos cargos.

La vida como el día, tienen su comienzo y su fin, para los que están en el crepúsculo o en el ocaso, los animo a vivir cada día como si fuese el último, uno no se muere sino el día, como dice la canción, abracen, besen, rían, lloren, disfruten y agradezcan de la vida, ella es dada para que la vivamos sin reparos, pues hay quienes hoy no ven pero miran todo a su alrededor, quienes no tienen piernas pero corren como nunca, quienes no escuchan pero no le hacen quiebre a las melodías de la vida, hay quienes no están hoy, pero nos abrazan en nuestros sueños y nos invita a no desaprovechar este hilacho de vida que por muy mal que estemos, tarde que temprano el sol brillará mañana.

Por ello, no esperes a morirte para hacer lo que quieres, si ello pasa antes del 31 de diciembre que no te coja desprevenido, sin decirle a la persona que amas lo que sientes, sin compartir una sonrisa, sin perdonar, sin gritarle a la vida gracias, estoy respirando, veo, camino, canto, rio, lloro, tengo trabajo o ganas de conseguirlo, tengo casa o el sueño de comprar una, siempre optimista, para atrás ni para coger impulso ¡Adelante! Feliz navidad y venturoso año 2022.

Por: Alfredo Vargas Ortíz[1]

alfredo.vargas@usco.edu.co
Twitter: @Alfredovargaso

 

[1] Ph.D. M.D en Derecho, U. Nacional de Colombia, Abogado U. Surcolombiana, Docente Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas USCO, Director Grupo de Investigación Derecho Internacional y paz. E-mail alfredo.vargas@usco.edu.co, Twitter: @Alfredovargaso.

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