Este país, en medio de la crisis sanitaria que ha venido presentando durante los últimos 20 meses provocado por la pandemia del Covid, también está de fiesta. Vivimos un curioso momento, entre panderetas y cacerolas, pero sin dejar de producir ni de prepararnos para las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Tal vez, ese ingrediente de fe y alegría sea lo que mantiene a flote una sociedad como la nuestra.
Por estas fechas es fácil ver familias que pasan de las luces del árbol en su casa a los pabellones de quemados. No se entiende cómo, luego de tantos esfuerzos, campañas y decretos, durante las festividades de la noche de las velitas, se presentaron 94 niños quemados en todo el territorio nacional por el uso irracional de juegos pirotécnicos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud.
El país celebró la Noche de las Velitas, en la que aparte del ritual de encender velas, se acompañaron de pólvora, en la víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María. Y no solo de pólvora.
Desafortunadamente, sigue siendo un lugar común en algunos hogares combinar licores, viandas y voladores, muchas veces con consecuencias nefastas. Heridas cuya huella física y sicológica dura toda la vida. Y, con mucha frecuencia, son los niños quienes padecen la irresponsabilidad de los adultos.
En el departamento del Huila, se presentaron 2 casos, en los municipios de Suaza y Guadalupe, por causa del irracional uso de la pólvora pirotécnica. No se puede seguir bajando la guardia.
Vienen otras fiestas navideñas, la celebración de Reyes y no podemos permitir que sigan apareciendo más lesionados por pólvora. Aunque hay un balance positivo hacemos un llamado de atención para que las personas no consuman alcohol y no usen pólvora.
Es importante que los padres de familia tengan presente las recomendaciones que emanan de los organismos de socorro y de las autoridades con el fin de evitar accidentes caseros que pueden ocasionar lesiones a los menores de edad por quemaduras. Por eso hay que reiterar la invitación anual a evitar la pólvora. Hay que dejar su uso a los expertos debidamente capacitados y autorizados en los municipios donde están permitidos los espectáculos pirotécnicos.
Valga recordar que estas recomendaciones son para todos los entes territoriales sin excepción para prevenir esta clase de tragedias que dejan huellas físicas y psicológicas para toda la vida, en la humanidad de las personas. Y, con mucha frecuencia, son los niños quienes padecen la irresponsabilidad de los adultos.
Todos estamos de acuerdo que el regocijo y la alegría que nos brindan las festividades navideñas, no deben desbordar la prudencia y el cuidado que debemos mantener en cada uno de los actos que compartamos con los integrantes de la familia. Que sea, de verdad, una Navidad para el grato recuerdo, en especial de los niños.
En ese sentido, es inevitable volver sobre el uso de la pólvora, en el que vale insistir una y mil veces, con tal de que haya conciencia entre los adultos y se evite esa tragedia absurda y dolorosa de ver a los menores quemados.