En días pasados participé en un interesante conversatorio desarrollado en el programa radial Línea 18 que dirige el decano del periodismo huilense Jorge Parga Vanegas, en el que se hicieron algunos cuestionamientos sobre los cuales deseo hacer algunas acotaciones importantes.
Para entrar en contexto, es importante resaltar que las zonas francas hacen parte de una política global que adoptan algunos países, entre ellos el nuestro, con el único propósito de generar desarrollo económico y social, a través de la atracción de inversiones. Con respecto al régimen franco en nuestra nación, es relevante señalar que por medio de la ley 7 y el decreto 2131 de 1991, se permitió la constitución de dichas zonas francas en Colombia.
Teniendo en cuenta esta oportunidad, las Cámaras de Comercio a lo largo y ancho del territorio nacional las promovieron, logrando que algunos grupos de empresarios interesados tomaran la iniciativa y las constituyeran con el aval del gobierno nacional.
Así aconteció en este departamento, y fue entonces que, con el apoyo de la Cámara de Comercio del Huila, representantes de algunas empresas opitas emprendieron la tarea de lograr que se estableciera una zona franca en esta región; de tal manera que el 21 de septiembre de 2009 se registró en la Cámara de Comercio la Zona Franca Surcolombiana S.A.S., y el 23 de diciembre del siguiente año la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales “DIAN”, declaró la existencia de la “Zona Franca Permanente Surcolombiana”.
Tengo entendido que dicha zona franca se gestó con la participación de la Constructora Rodríguez Bríñez S.A.S., la Constructora Santa Lucía S.A.S., el grupo económico de la familia Cantillo quien aportó los terrenos (cerca de 50 hectáreas), y con la anuencia de la Junta Directiva en pleno también hizo parte la Cámara de Comercio del Huila, con un aporte de cien millones de pesos representados en acciones.
Con una sociedad legalmente constituida y cumpliendo con la normatividad existente, comenzaron a operar; inicialmente adecuando el espacio con obras de urbanismo que se erigieron con recursos provenientes del crédito, obtenidos a través de entidades financieras, procediendo así a la comercialización.
No obstante, el exiguo equipamiento del departamento en cuanto a vías y aeropuertos con adecuada capacidad de carga, así como la crisis de la industria de los hidrocarburos, entre otros fenómenos económicos, conllevaron a que el retorno de la inversión no cumpliera con lo proyectado en cuanto a tiempo y recursos, dificultándose así la consolidación de este importante proyecto.
Por la crisis que debieron afrontar tuvieron que tomar la decisión de capitalizar la compañía a través de la venta de acciones; en este trance se retira de la sociedad la Constructora Santa Lucía S.A.S. (Jairo Pinzón) e ingresa la familia Ospina Duque a través de la empresa Palma Tropical S.A.S.
En todo este proceso, la Cámara de Comercio del Huila se hizo al 23% de las acciones, que están representadas en lotes ubicados en la misma copropiedad lo cual asegura la inversión, sin que los recursos corran riesgo dada la valorización de dichos predios. Entiendo que la adquisición de las nuevas acciones también fue avalada por la Junta Directiva.
Como el futuro de ninguna empresa está asegurado porque el riesgo hace parte del día a día; aunque no haya funcionado la zona franca permanente por todos los fenómenos adversos mencionadas anteriormente, queda una oportunidad que debe ser aprovechada y es la que se basa en fortalecer en este mismo predio, el que puede ser el mejor parque industrial del sur del país, dado que cuenta con todas las adecuaciones, tales como, básculas, planta de tratamiento de aguas residuales, oficinas y bodegas, entre otras obras.
Sin querer meter las manos a la candela por nadie, manteniendo mi objetividad, pero además acudiendo a mi sagrado derecho a opinar, pienso que el ejercicio de haber querido apuntalar una zona franca permanente para apalancar el desarrollo industrial de este territorio, estuvo colmado de las mejores intenciones, y estoy convencido que aunque el proyecto no haya podido verse solidificado, este parque industrial permitirá atraer inversionistas y más pronto que tarde, veremos crecer una gran obra generadora de progreso económico para el departamento del Huila.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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