Lápiz en lugar de fusiles

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El 19 de junio de 2022 vamos a dar un salto fundamental, ese día desde las 9 de la mañana hasta las 4 pm, todos los colombianos vamos a recordarle a quienes nos han abandonado, vilipendiado, humillado, robado, asaltado, ultrajado que el pueblo es superior a sus dirigentes, que estamos cansados de ser un país que aplaude el abatimiento de un delincuente y no su sometimiento a justicia, que la justicia funcione solo para los de ruana, que el narcotráfico y la corrupción se sostengan por el abandono del campo y la criminalidad sistemática de la guerra como el mejor negocio del mundo, que de contera genera la falta de seguridad alimentaria, que no se puede garantizar por que los cínicos están dispuestos hasta de robarse el pan de los más necesitados.

Es esta la oportunidad para iniciar en la política de la inclusión, del amor y respeto irrestricto por la vida, por la educación como motor de transformación social, por la protección del medio ambiente y la promoción de las energías limpias, por un país sin niños que se mueran de hambre y viejos que sufren del abandono de una sociedad que no los valora como debieran, por una educación pública gratuita y de calidad, que ponga lápices en la manos para que miles de Gabrieles Garcias Márquez escriban esa nueva historia y que no vivamos otros 100 años de soledad sino de compañía, que las María Isabel Urrutias, las Mariana Pajón, los James Rodríguez, los Luis Díaz, suden sus camisetas por la tricolor y que la bandera de nuestra patria se mueva en todos los escenarios posibles, que el orgullo Colombiano sea por sus letras, por sus versos, por sus amores en los tiempos de cólera, por el encanto de la familia Madrigal, por los gritos jubilosos cuando conquistamos los Alpes Europeos de la mano de nuestros escarabajos, por nuestra ciencia, por nuestra arte.

Esa Colombia en la que los padres corren todos los días para llevar a sus hijos para que se eduquen y cojan un lápiz en lugar en un arma, esa Colombia en la que el cálido amor de esas madres que dan la vida por sus hijos, alienta la vida recta, el ejemplo a seguir, la vida llena de principios y de caridad por los que más lo necesitan, esa Colombia que profesa el amor a nuestro divino maestro Jesús, quien ya hace más de 2000 años nos trazó el camino de la verdadera vida, esa Colombia trabajadora, feliz, emprendedora, soñadora, es la que debe salir a decir aquí estamos, este es mi voto, quiero la paz en nuestros campos y ciudades, quiero oportunidades para los jóvenes, no quiero que me regalen nada, deme trabajo y seré capaz de esculpir hasta la más sólida piedra para demostrar que la vida en dignidad pasa por un trabajo constante, por un esfuerzo, por cada gota de sudor y lágrima producto de la búsqueda de la cima, por cada sueño que es realizado, por cada vida que se rescata de la violencia, por cada mujer que se protege del machismo, por cada niño que es salvado del abandono y la explotación, por cada, hombre que labra la tierra, que limpia los suelos, que transporta esperanzas y alimentos, por cada funcionario y maestro que sabe que viene a servir a nuestro país.

Por ser el país que invierte la ecuación de la guerra, hacia una paz estable, duradera y sostenible, por cada guerrillero, soldado y policía menos en las armas y más en la educación, en la pedagogía, en el arte y en la vida misma.

Por un país del tamaño de nuestros sueños este 19 de junio salga a votar por el próximo presidente y vicepresidente que le dará a Colombia la oportunidad de cambio que tanto hemos gritado en las calles y en nuestras letras.

Por: Alfredo Vargas Ortiz[1]

[1] PhD, MD, Universidad Nacional de Colombia, Abogado U. Surcolombiana, Docente de Planta USCO, Director grupo de Investigación Derecho Internacional y paz. Director Ejecutivo Centro de Estudios Internacionales World`S Key www.worldskey.edu.co

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