(Sentencia 087/1998)
Aunque de lejos fue uno de los constitucionalistas más valiosos de Colombia y de los que más aportó al país en materia jurisprudencial a través de sus sentencias progresistas, nunca estuve de acuerdo con el fallo de la Corte Constitucional, hoy día tan desprestigiada, que en ese entonces presidía Carlos Gaviria Díaz, con el cual se dejó sin vigor la Ley 51 de 1975, mediante la cual fue adoptado el Estatuto del Periodista.
«A juicio del presidente de la corporación, la exigencia de la tarjeta profesional para los periodistas, se estaba convirtiendo en mordaza y prácticamente en una forma de censura. Según Gaviria, el periodismo no implica el mismo riesgo social que implican profesiones como la medicina o la ingeniería». Periódico El Tiempo. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-839510.
Para Gaviria Díaz, con la sentencia se reivindicaba la libertad de expresión y el derecho a la información al advertir que la posibilidad de informar no podía convertirse en privilegio de unas cuantas personas por poseer una tarjeta profesional.
Además de esto, el fallo acabó con varios derechos adquiridos hasta entonces por los profesionales de la información. A partir del fallo, muchos estudiantes de Comunicación Social y Periodismo, se desilusionaron y desistieron de continuar su proceso formativo al considerar la sentencia un retroceso a sus intereses como futuros profesionales.
Todos tenemos claro la incidencia que tiene el periodismo en el desarrollo de la sociedad actual y en la generación de opinión pública, más hoy con los avances tecnológicos en un mundo globalizado. Por eso, su actividad debe ser regulada como la de cualquier profesión, de lo contrario para qué se continúan ofertando este tipo de programas académicos sino para garantizar que quienes ejerzan esta profesión lo hagan con unas mínimas exigencias de idoneidad. De otra parte, a los especialistas en alguna disciplina en particular nunca se les estaría violando el derecho a la libertad de opinión y expresión de su pensamiento, porque ellos acceden a los medios de información cuando son consultados como fuentes fidedignas sobre determinado tema, son el insumo para la elaboración de los productos periodísticos.
Por lo anterior, nunca estuve de acuerdo con este pronunciamiento, porque era tanto como reducir a los Comunicadores Sociales y Periodistas, dedicados a esta labor, como meros comentaristas y opinólogos de una realidad social tan compleja como la nuestra. Más que eso, el verdadero ejercicio informativo amerita un trabajo serio de investigación, contraste de fuentes, tratamiento adecuado a la información recopilada en el trabajo de reportería, un enfoque equilibrado y una técnica propia a la hora de construir o elaborar cualquier pieza comunicativa, esa construcción y arquitectura antes de llegar a un producto final, requiere un conocimiento.
A mi criterio, una cosa es la libertad de expresión u opinión como derecho fundamental, del cual puede hacer uso toda persona en una sociedad democrática como la colombiana y otra distinta es que cualquier persona sin la formación académica suficiente, asuma el rol de periodista, toda vez que esta profesión exige un alto grado de responsabilidad social. Informar adecuadamente y con contexto no es un juego improvisado, requiere ciertas cualidades que no nacen con nadie, como en toda profesión, éstas se construyen, se fortalecen y robustecen con la experiencia, pero también con la aplicación del conocimiento adquirido en la Academia, ese que garantiza, al menos un poco más, un trabajo serio, ético y profesional.
—
Por: Eduardo Bautista – Tusemanario.com