Para vivir la Semana Santa o Semana Mayor, es importante entenderla, sentirla, reconocerla y compartirla, pues de no hacerlo es simplemente una semana más y nada más.
Busqué el significado de Semana Santa para ampliar conceptos y encontré en el portar de ACIPRENSA un comentario muy interesante que deseo compartir hoy:
“La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.
A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios”.
Lo de compartir que menciono en un comienzo es porque es una semana en la cual además de reflexionar y orar con entrega y devoción, debemos asistir a los oficios religiosos programados por nuestras iglesias, y por lo líderes religiosos, pero además debemos acordarnos de los más necesitados, de quienes padecen enfermedades, de quienes están privados de la libertad, de quienes no poseen un techo para resguardarse y no tienen un plato de comida para alimentarse.
Es fundamental compartir en los espiritual con quienes creen en Dios y en todo cuanto esta fe constituye, pero también es primordial compartir con quienes necesitan de una mano caritativa, solidaria y bondadosa.
Tal vez algunas personas no estén de acuerdo con esta reflexión y posiblemente piensen que no soy el indicado para escribir estas palabras, pero la verdad es que por encima de lo mundano, está lo sagrado y por eso es que me siento motivado a invitarlos a vivir una Semana Santa con mucha devoción y mucha espiritualidad.
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Por: René Cantillo Álvarez – renedcantillo1@hotmail.com