Los Juegos Olímpicos en París 2024, por tercera vez celebrados durante 19 días en la capital francesa, dejaron un sabor agridulce para Colombia.
Aunque son un símbolo global de unidad, esfuerzo y diversidad, la participación colombiana reflejó una preocupante falta de cohesión y articulación, factores clave que limitan el rendimiento en este tipo de competencias y se repite en la mayoría de países latinoamericanos, cada atleta es un embajador de su patria de su pueblo, de su cultura. Muchos logran poner en el mapa ciudades que muchos no conocen al no ser turísticas. visibilidad y el reconocimiento en un escenario global.
El intento de ser buenos anfitriones de los franceses quedó opacado por quejas sobre la infraestructura en la Villa Olímpica, la falta de comodidad en sus camas de cartón reciclado con colchones de muy mala calidad, las condiciones higiénicas del río Sena no fueron lo suficientemente buenas para realizar con tranquilidad las pruebas. Loa atletas además reclamaron que la comida era mala y que hacía mucho calor sin una apropiada refrigeración.
De los 10.500 atletas del mundo de los cuales 5.250 fueron mujeres y 5.250 hombres (por primera vez en la historia estuvo 50 y 50, recordemos que el siglo comenzó en Sídney 2000 con una participación femenina cercana al 38% de mujeres en el total de atletas).
Hubo 329 pruebas de 32 deportes diferentes. De esas cifras, 89 deportistas eran colombianos de los cuales 52 eran mujeres y 37 hombres. Según el MinDeporte el país estuvo representado en 18 disciplinas —14 más que en Tokio 2020 y lejos de los 147 deportistas clasificados para Rio 2016-.
Colombia conquistó 4 medallas (tres de plata y una de bronce), lo que contrasta fuertemente con las expectativas iniciales: el polémico Comité Olímpico Colombiano (COC) había proyectado entre 9 y 18 medallas, un objetivo que quedó súper lejos, reflejando un retroceso significativo respecto a Juegos recientes. Al no sumar medallas de oro, Colombia quedó apenas en el puesto 12 en el ranking.
La tendencia de que nuestras medallas sean obtenidas en disciplinas individuales revela una problemática mayor: la incapacidad del país para trabajar en equipo. La falta de coordinación entre las diferentes entidades, así como la prevalencia de intereses particulares, han impedido que se construya una estructura sólida que respalde a los atletas.
Este aislamiento se ve reflejado no solo en el ámbito deportivo, sino también en la realidad nacional de las últimas décadas, donde la unidad y la colaboración siguen siendo desafíos pendientes.
El desempeño refleja la inestabilidad en el Ministerio del Deporte. Con 3 ministras en menos de dos años, la continuidad y efectividad de las políticas deportivas han sido afectadas, sumado a los constantes incumplimientos en las promesas, es de remarcar que aún no se han pagado las medallas Bolivarianas, Sudamericanas, Centroamericanas y Panamericanas del ciclo olímpico.
Los atletas colombianos han expresado su descontento por la falta de apoyo, los retrasos en los pagos de incentivos y el incumplimiento de los planes de apoyo, lo que ha limitado su preparación y rendimiento. Abanderadas de esto las ganadoras Catherine Ibargüen y Mariana Pajón, entre otras.
Mientras que otros países, como Australia, demuestran una evolución constante, situándose en el tercer lugar general, Colombia quedó nuevamente relegada. A pesar de haber obtenido 16 diplomas olímpicos, la realidad es que los atletas buscan medallas, no solo reconocimiento simbólico.
La falta de recursos y una ejecución presupuestaria deficiente (¡la cifra irresponsable y grave de que solo el 10% del presupuesto destinado fue ejecutado!) son factores que han obstaculizado el desarrollo del deporte de alto rendimiento en Colombia.
El caso de la reducción del presupuesto deportivo para 2025 en un 66% se suma a esta situación y la agrava. Esta decisión podría afectar no solo la preparación de los atletas para futuras competencias, sino también su moral y motivación.
Es urgente que Colombia articule mejor sus esfuerzos. Se necesita responsabilidad y un liderazgo sólido y un compromiso real con el desarrollo del deporte. Solo así se podrá aspirar a superar desafíos y lograr que las conquistas olímpicas sean un reflejo de la unidad y la colaboración que necesita una de las herramientas más eficientes para alejar a las futuras generaciones de los malos caminos y que sean verdaderos embajadores de Colombia articulados.
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Por: Caly Monteverdi
Twitter @Calytoxxx