Impacto de la industria petrolera en el recurso hídrico

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La industria del petróleo consume y produce agua. El agua se utiliza para perforar y fracturar hidráulicamente pozos, refinar, procesar petróleo y producir electricidad en algunas plantas de energía de gas natural.

El agua también está presente de forma natural en las rocas que contienen petróleo y se extrae junto con el petróleo como agua producida, a veces en grandes cantidades.

La cantidad y calidad del agua utilizada, producida y eliminada o reutilizada varía enormemente según la geología local, las limitaciones financieras y las regulaciones, con implicaciones para los impactos ambientales de la producción de petróleo.

El agua utilizada en la producción de petróleo a menudo se obtiene localmente de aguas subterráneas, ríos o lagos (tanto naturales como artificiales). Cuando el agua dulce tiene una gran demanda para otros usos, la reutilización del agua y las fuentes de agua alternativas (por ejemplo, agua subterránea salobre) son opciones atractivas.

Se utiliza agua durante la perforación para lubricar y enfriar la perforadora y eliminar el lodo de perforación y los escombros de roca. Para las operaciones de fracturamiento hidráulico, el agua se mezcla con productos químicos que mejoran su capacidad para crear fracturas en la roca y con arena para mantener las fracturas abiertas y permitir que el petróleo o el gas fluyan hacia el pozo.

Aunque la mayoría de los pozos no tienen fugas, algunos pozos viejos o mal construidos pueden representar un riesgo de contaminación para los suministros de agua subterránea cercanos.

El agua producida junto con el petróleo a menudo es naturalmente salada y puede contener residuos de petróleo, productos químicos de los fluidos de perforación, fracturación hidráulica, y contaminantes naturales de las rocas mismas.

Por lo general, se elimina a gran profundidad o se trata y se reutiliza, aunque se permite que una parte se evapore parcialmente en los pozos superficiales. La cantidad de agua producida por un pozo puede variar desde casi nada hasta más de 100 barriles de agua por barril de petróleo.

El agua producida debe reutilizarse o desecharse. La reutilización generalmente requiere algún tratamiento para eliminar los residuos de aceite, las sales y otros productos químicos, dependiendo de cómo se reutilizará el agua.

En algunos casos, el agua producida se almacena temporalmente en pozos superficiales para evaporar parte del agua. Esto puede afectar la calidad del aire local y, si los pozos tienen fugas, pueden contaminar los suministros de agua subterránea. En muchos lugares, grandes cantidades de agua producida se eliminan a través de pozos de inyección subterráneos profundos.

Teniendo como prioridad la importancia del recurso del agua, la regulación debe estar dirigida a que todos sus usos industriales sean controlados por la Administración, mediante el sistema de permisos, informes, licencias y usos permitidos; así, la norma debe contener disposiciones para el control de la contaminación, la reutilización y el reciclaje del agua y otras materias relacionadas, en aras del interés público reforzar todos los mecanismos de supervisión y mejorar las técnicas y condiciones de extracción y vertimiento de aguas, no solo para las actividades propias de las industrias extractivas, sino para todas las actividades que generan impactos ambientales, que aún no son objeto de inspección permanente, y que en algunos casos ni siquiera requieren algún tipo de licencia, permiso o autorización para su realización, y menos se han medido sus impactos.

En Colombia se dispone de una abundante normatividad para regular el uso del agua y su protección bajo los postulados del desarrollo sostenible, pero algunos expertos, señalan que a pesar de todo, los índices de disponibilidad, la calidad del recurso sufre un creciente deterioro por la ausencia de infraestructuras para su tratamiento y por la práctica de actividades productivas derivadas de la minería que exigen grandes consumos y no cumplen con la remoción de carga contaminante exigida por la ley.

Por: María Fernanda Plazas Bravo
Twitter: @mafeplazasbravo

Ingeniera en Recursos Hídricos y Gestión Ambiental

Especialista en Marketing Político – Comunicación de Gobierno

Universidad Externado de Colombia

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