Gobernaremos con César Gaviria para hacer el cambio

769 views
5 mins read

Shakespeare tendría una fabulosa historia sobre traiciones, codicia y maquinaciones con la vida del candidato del Pacto Histórico. El que fuera miembro del M-19 y en su calidad de militante validó las prácticas del secuestro, la extorsión, el chantaje y el negocio del narcotráfico con el pretexto de financiar la lucha revolucionaria, ahora con la ayuda de sus escuderos pretende librarse de toda responsabilidad con el argumento de que nunca cargó armas y solo era un activo propagandístico.

Su paso por el congreso le permitió la tribuna para hacerse a un reconocimiento nacional por los debates que realizó sobre el paramilitarismo, imagen que reforzó como candidato presidencial del Polo Democrático al que abandonó por sus acuerdos con Santos y que le posibilitaron llegar a la Alcaldía de Bogotá; allí tras un gobierno que compartió especialmente con amigos de los partidos tradicionales y que en redes venden como una gestión extraordinaria, cuando no cumplió ni sus promesas de campaña, pero prorrogó el contrato de Transmilenio a privados y mantuvo el manejo de nóminas paralelas sin garantías, entre otras; estos eventos lo llevaron a presentarse nuevamente como candidato presidencial, con la ventaja que se ganó al armar una consulta que le dio el plus por un margen muy estrecho de pasar a segunda vuelta, la que perdió con el candidato del uribismo Iván Duque por los votos de quienes “cualquiera menos Petro”.

La crisis social y económica amplificada por la pandemia han generado un ambiente propicio para quienes se presentan como el cambio, atmósfera que ha sabido aprovechar el candidato del Pacto Histórico para atraer a algunos inconformes que desean transformaciones que le den progreso a la nación.

Sin embargo, los hechos van demostrando que su proyecto personal riñe con el interés de las mayorías. El encuentro con Cesar Gaviria del pasado lunes tiene un antecedente que se pretende minimizar, la complicidad del M-19 con la aprobación de la Constitución Neoliberal del 91 que abrió de par en par las puertas del país al control del capital financiero internacional y que, por algunas disposiciones relacionadas con minorías y mecanismos para el reclamo popular, que no funcionan, se ha presentado como una carta garantista. Así la distancia entre el promotor del libre comercio y el neoliberalismo no es mucha, lo confirman las decisiones del Mesías de la izquierda que terminó validando los TLC y votó en el congreso positivamente el ingreso del país a la OCDE, una entidad comprometida con reformas que profundicen el concepto de la minimización del Estado en los países dependientes y apertura total de las fronteras.

Sin rubor alguno y con la falacia de un Pacto con cualquiera para transformar a Colombia pretende engañar a los colombianos con el embuchado de que aquellos que llevan más de un siglo arrodillados a las instrucciones de sus amos en Washington, los promotores de la corrupción y de las políticas neoliberales, con ellos es que ahora si se realizaran los cambios que requerimos para entrar por la vía del progreso. Las diferencias programáticas con el Equipo Colombia así se van diluyendo.

Macbeth es un personaje que encaja con la ambición por el poder que atormenta al aspirante de la Colombia Humana, los días mostrarán si corre igual suerte y si el título del presente texto tan solo resulta ser una ironía.

Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com
Twitter: @libardogomezs

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Ir al contenido