Érase una vez… Crisis del Petróleo; locomotora descarrilada

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Desde hace algunos meses se ha vuelto usual escuchar que la culpable de innumerables problemas financieros en nuestro país es “La crisis del petróleo”. Y si bien muchos ciudadanos de a pie no tenemos relaciones directas con este sector, y consideramos que sus efectos negativos no serán relevantes en nuestra vida, la realidad es otra, y esta crisis que casi no entendemos puede desequilibrar profundamente nuestra finanzas familiares y personales.

Primero, hay que entender que nuestro país ha enfocado su actividad financiera – de donde se genera el dinero- a la exploración y producción petrolera; es decir, después del cobro de impuestos, los ojos del gobierno están puestos en los ingresos que genera esta actividad, lo que nos ha hecho un país “petroleodependiente”, pues a diario son poco más de 900.000 barriles de crudo los que se extraen de nuestro subsuelo.

A principios del 2014, la situación en este sector no era tan compleja, pues el precio de cada barril se movía entre los 80 y los 100 dólares. El problema llegó a finales del mismo año cuando países que eran potenciales compradores dejaron de hacerlo, ocasionando que el precio cayera a menos de 50 dólares por barril.

Para efectos prácticos, imaginemos que tenemos una panadería. Aunque en nuestra calle hay competencia, no nos afecta porque ya tenemos todo el pan que producimos vendido, pero de un momento a otro los clientes nuestros y los de nuestra competencia dejan de comprar pan; es decir, hay mucho pan pero pocos compradores. Ese mismo efecto es el que vive el sector petrolero en la actualidad.

Ahí es donde surge la crisis, porque al priorizar Colombia la “locomotora mineroenergética”, como su principal actividad económica, una caída de esta tipo puede poner en jaque al país. Y no es para menos, según La Asociación Nacional de Empresarios (Andi), este sector genera cerca de 80.000 empleos directos y más de 400.000 indirectos; es decir, casi medio millón de empleos en total. Y como consecuencia de esta crisis, se ha establecido que cerca de 25.000 empleos directos y 138.000 indirectos se perderán, esto es 163.000 familias que quedaran sin sustento.

Para el caso de nuestro departamento, que hace parte de los 10 principales productores en nuestro país, el panorama no es nada alentador, según un informe realizado por la cámara de comercio de Neiva, desde el mes de Enero se han venido efectuando múltiples despidos en las empresas del sector y se espera que finales de mayo se haya generado un despido total del 50% de los empleados directos que operan en nuestra región. Como consecuencia, ya vemos como el sector inmobiliario, hotelero y transportador se han visto drásticamente afectados.

Otro gran perjuicio que tendrá Neiva, es precisamente el proyecto del Sistema Estratégico de Transporte Publico –SETP-, pues recordemos que el Gobierno Nacional se comprometió con el aporte de 168.000 millones de pesos para sacarlo adelante, con esta crisis, y con el Plan Nacional de Desarrollo desfinanciado en 90 Billones de Pesos, ¿De dónde saldrá esa platica?

Desde la bancada vertical del Movimiento Político MIRA, hemos manifestado que la locomotora minera no es la opción para hacer crecer el país ni sus indicadores económicos, la minería tiene que ser algo residual.
El país es de vocación agrícola y hay que dar prioridad al campo y convertir a Colombia en una despensa para el mundo, pues al explotar nuestros recursos no renovables lo único seguro que tendremos será una locomotora que siempre se va a descarrilar.

Por: Karlos Umaña Arias – @karlosua

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