Empresas que hacen sentir orgullosos a los opitas – III

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Ulises Charry y La Casa del Folclor

“Un ruiseñor voló hasta el cielo, pa cantarle a Dios sus trovas, un maestro de los buenos, un compositor de grandes obras”. Este verso lo envié a mi gran amigo Víctor Charry a las cinco y doce de la mañana cuando me enteré del triste deceso del maestro Ulises, su padre.

A este importante compositor y gestor cultural lo conocí en el año dos mil, cuando por suerte del destino fuí gerente de la emisora Huila Stereo 104.3 FM de propiedad del periodista Edgar Artunduaga Sánchez a la cual ingresé en el mes de marzo, poco antes de comenzar las rondas sampedrinas de la capital huilense. Tal vez dos meses después, a mediados del mes de mayo llegó a las instalaciones de la estación radial un hombre maduro, de bigote, quien vestía de blanco de pies a cabeza y portaba un sombrero suaceño de ala ancha, casi tan níveo como su ropa. El hombre con voz fuerte preguntó en recepción por el dueño de la emisora, pero le dijeron que él no estaba pero estaba el gerente, así que terminé atendiéndolo, recibiendo de entrada un vehemente llamado de atención porque las emisoras del departamento y especialmente las de la capital se habían dedicado a sonar música de todas las regiones menos la del Huila, por lo cual terminamos haciendo varios especiales de música colombiana que seguramente lo dejaron satisfecho a él y a otros folcloristas porque gané su afectuoso saludo de ahí en adelante.

Este valioso expositor de nuestro folclor huilense nació en el año 1941, fue liberal de raca mandaca, amigo de sus amigos, honesto, transparente de verdad, capaz de cantarle la tabla al que fuera en  el lugar que se requiriera, trabajador como él  solo y muy afectuoso con sus hijos.

Una de las coplas que le gustaba cantar decía: “Si ustedes quieren saber, de qué murió la dijunta; de tanto comer morcilla, sin amarrarle la punta”.

Ulises Charry fue auténtico como ninguno, se sentía más que orgulloso de ser huilense, tanto que su sentir emprendedor lo llevó a fundar varios restaurantes de comida típica huilense, de hecho el Restaurante Avenida fue de su creación y luego La Casa del Folclor, lugar al que presidentes, cantantes, artistas de todo tipo, ejecutivos de importantes compañías, candidatos y demás personas que han visitado la ciudad, por nada del mundo se marchan si haber ido a disfrutar de las delicias de este magnífico establecimiento.

Cuando hablaba de su historia de vida nombraba a personajes que habían apoyado su causa y jamás dejaba de mencionar a Rómulo González Trujillo, es gobernador del Huila y gran amigo suyo; a Guillermo Plazas Alcid y Arismendi Mora Perdomo, a quienes apreciaba y admiraba como buen liberal y contemporáneo de éstos; Julio César García, quien fuera gerente de Coomotor y por lo cual terminó también siendo socio de esta magnífica empresa de la cual hablaré más adelante en otra columna. De Inés García de Durán decía que había sido su segunda mamá, así como también hablaba maravillas de Ernesto Durán Cordovez  siempre.

Fue un ser humano como todos, pero dejó un legado musical, cultural, lleno de tradiciones y de historias que jamás serán borrados de nuestra mente, así como no olvidamos a Rumichaca, al Pipa Prada, a Jorge Villamil Cordovez y al giganteño Luis Alberto Osorio, entre otros.

Por su gran admiración a Villamil le compuso esta copla con la cual cierro la columna: “Por aquí comienzo yo, porque yo canto hasta el fin, coplitas de rajaleñas, para el doctor Villamil”.

Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
Twitter: @Hufercao04

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