Si es por números, Colombia merece ser Campeón de la Copa América que se juega en Estados Unidos. Es el mejor equipo de esta Copa América. Lleva cuatro victorias y un empate en cinco partidos, con 12 goles marcados y dos recibidos, para un +10.
Tiene además a James Rodríguez como el mejor jugador del torneo con cinco asistencias y un gol, que le han permitido ser cuatro veces el MVP de la cancha. Argentina en cambio ha ganado cuatro partidos y empatado uno, ha marcado ocho goles y recibido uno, para un +7.
Pero más allá de los números, es el equipo que mejor está jugando, y eso se debe al gran momento de varios de sus jugadores. Solo hagamos un repaso. Camilo Vargas aprovechó su oportunidad para ser titular ante una lesión que tuvo ausente a David Ospina y desde entonces no la ha soltado.
Ha sacado su valla en cero en 10 de los últimos 17 partidos que ha disputado la tricolor, lo que lo convierte en una verdadera garantía en el arco y que confirma por qué es considerado el mejor arquero de la liga mexicana.
En la defensa hay tres hombres que han mostrado un nivel superlativo. El primero Davison Sánchez, que hizo una temporada redonda en el Garatasarai de Turquía, con título a bordo, y que le ha permitido ser el mejor de la zaga de centrales. Ha sido fuerte en el juego aéreo, pero también en los cierres y ha sabido manejar los tiempos para frenar los ataques contrarios.
No quiero decir que Cuesta sea inferior, ha sido un muy buen complemento para Sánchez, pero sin duda el ex hombre del Tottenham, resalta de lejos. También se destacan Daniel Muñoz, que, al margen de la roja recibida en el último partido ante Uruguay, es uno de los mejores laterales de la copa. Es rápido, fuerte, acompaña muy bien el ataque, por eso lleva dos goles, y acompaña en defensa. Caso similar ocurre con Johan Mojica, a quien su llegada al Villarreal le ha permitido explorar mucho mejor la banda. Es muy veloz, pero, ante todo, defiende bien, y fue un verdadero gladiador en la semifinal ante los Charrúas.
En el medio campo hay dos hombres que han sido figuras y claves en el andamiaje del equipo. Dos tractores que patrullan el medio campo, no solo en la contención sino en la recuperación de pelota y la búsqueda del gol. Se trata de Richard Ríos (1 gol en la Copa) y Jefferson Lerma (2 goles en la copa), el ex Atlético Huila, quien en una entrevista recordó en el último partido, su paso por Neiva hace diez años. Sin lugar a dudas, los dueños del medio campo.
Luego viene una línea de tres hombres completamente desequilibrantes: Luis Díaz que ante Uruguay mostró su mejor nivel de encarador, guerrero y líder. Jhon Arias que recorre la cancha generando presión en salida y se sabe asociar con Ríos, Muñoz y James para generar volumen ofensivo; y desde luego, el hombre de la pausa, las ideas, la zurda mágica y el manejo de los tiempos, nuestro 10 y el seguro ganador al mejor jugador del torneo por todo lo hecho.
En él tenemos las esperanzas no solo desde la pelota quieta, sino también a un remate de media distancia o a buscar espacios para filtrarle pelotas a Lucho, o a Jhon Córdoba. Y justamente este es nuestro último referente, nuestro nueve, aunque juega con el 24, el hombre que juega en el Krasnodar de la Liga Rusa, pero que, con sus dos goles, su ímpetu, fuerza, velocidad y sacrificio, ha demostrado que puede jugar en un grande de Europa.
Esa es la columna vertebral de nuestra selección, un equipo que según transfermarket, el portal especializado en fichajes, está avaluado en 303,96 millones de dólares, que comparados con los 874 millones de dólares que cuesta la nómina de Argentina, pareciera que fuéramos inferiores, pero que hombre a hombre, y en lo colectivo, hemos demostrado que tenemos al equipo más regular y sólido del torneo.
Así que desde lo cualitativo, lo cuantitativo, desde el funcionamiento, el rendimiento individual y con antecedente de llevar 28 partidos sin perder, estamos ante la Selección que más se merece ganar esta Copa América.
Desafortunadamente en el fútbol el mérito no es suficiente. Se necesitan otros factores. Son 90 minutos donde los técnicos se convierten en verdaderos estrategas y el mejor planteamiento de acuerdo a las debilidades del rival y fortalezas propias, es el ganador. No importa que se tenga más el balón, que se patié más al arco, que se creen más opciones. Al final lo que importa es el que menos errores cometa y marque la diferencia en el número de goles, así incluso la definición termine siendo desde el punto penal. ¿O acaso no recordamos el partidazo que nos jugamos ante Brasil hace 10 años en el que merecíamos más, pero no se nos dio?
Todo eso hace más complejo el partido del domingo. Porque podremos estar seguros del funcionamiento del equipo y de lo bien que está jugando, pero enfrentaremos al Campeón del mundo, pero también a los miles de millones de dólares que genera Leo Messi a través de los patrocinadores, y el negocio al rededor del fútbol y la Conmebol.
Así que no solo nos enfrentaremos a Argentina, con Leo Messi, Di María, el Dibu, De Paul y demás, nos enfrentaremos a un sistema que ya ha beneficiado a Argentina, que lo ha llevado en coche a la final, que lo ha favorecido en el sorteo para que viaje menos, que le ha permitido enfrentar a rivales de menor jerarquía en su clasificación y que como lo ha demostrado en anteriores ocasiones, siempre prefiere por el “espectáculo”, que la máxima figura del fútbol sudamericano, sea el ganador, y nos referimos al 10 albiceleste.
Sin embargo, a pesar de todos esos factores, creo que lo lograremos. El domingo en la cancha, James y los muchachos dejarán la piel en cada jugada y se jugarán este partido como si fuera el último de sus vidas; uno porque se lo merecen, dos porque lo han soñado, tres porque lo han luchado, cuatro porque aman profundamente la camiseta, y cinco porque saben que el fútbol es el único deporte que logra unir nuestro país, lejos de la rivalidad política y que gracias al excelente torneo que están haciendo, pueden darnos el domingo, como dice la canción, “la noche más linda del mundo”.
Se vale soñar.
El domingo seremos campeones.
La Ñapa
Si la corrupción no se impone, James Rodríguez deberá ser elegido el mejor jugador de la Copa América. Un gran reconocimiento a uno de los mejores jugadores de nuestra historia, y quizás el más ganador de todos. Un justo reconocimiento a nuestro 10 y capitán por su entrega, sacrificio, pero además por su legado en el fútbol.
A pesar de una carrera deportiva con altas y bajas, tiene la calidad intacta, y como hace 10 años en Brasil, donde curiosamente no estuvo Falcao, el gran referente de la Selección, se ha echado el equipo al hombro y ha logrado brillar por encima de grandes figuras del orden mundial. Sin duda, un cuento aparte lo que está jugando.
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Por Andrés Felipe González Díaz
Comunicador Social y Periodista
Especialista en Comunicación Digital
Asesor en comunicación política