En 1952, Colombia no asistió a los Juegos Olímpicos de Helsinki, Finlandia, por falta de recursos económicos de parte del gobierno, en una época convulsionada en en materias política y de orden público.
Nuestro país pudo regresar al certamen, a la versión de Melbourne 1956, gracias a una colecta liderada por el periodista Mike Forero Nougués, del diario Intermedio (el mismo El Espectador, que había sido cerrado por la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla, que se había tomado el poder el 13 de junio de 1953), campaña respaldada por Carlos Pinzón, en la Cadena Caracol, en procura de reunir los recursos.
En esta cruzada aportaron su ayuda compañías como Colgate Palmolive, Andina, Gobernación del Valle, Municipio de Cali, Bavaria, Banco Popular, Mobiloil, Flota Mercante, Club Militar, La Casa Olímpica, Luis M. Sarmiento y Avianca. Además, durante tres días, 12, 13 y 14 de octubre, se cobró un sobreprecio de veinte centavos en todos los teatros de las capitales del país; hubo recargo durante ese mes en las entradas a fútbol, y se programó una reunión especial en el Hipódromo de Techo

El avión HK 136 de Avianca, que a lo largo de 120 horas llevó y trajo al equipo colombiano que participó en los Olímpicos de Melbourne, en 1956, que se encuentra en el Parque Jaime Duque, al norte de Bogotá, como una reliquia de la aviación nacional.
El 18 de noviembre de 1956, a las cuatro de la tarde, desde el aeropuerto Techo, de Bogotá, partió el avión HK 136 de Avianca, al que se le habían adaptado dos tanques de gasolina para que pudiera volar más tiempo. A bordo, dos periodistas, dos tripulaciones, 32 atletas, un delegado con su hija y la reina de belleza de Cundinamarca, acompañada de su madre. La primera parada fue en Barranquilla. Salió del país con destino a Brownsville (Estados Unidos). Luego atravesó California, para llegar a San Francisco, en donde se le hizo la primera revisión al avión y se le puso combustible a tope. Abandonó la plataforma continental y después de 12 horas aterrizó en Hawái, para un nuevo chequeo del aparato. El siguiente destino fue la isla Nandy Cantón, en donde paró exclusivamente para una revisión más. De ahí hacia las Islas Fiyi, luego el aeroplano pasó por encima de Sydney y tras dos horas más de vuelo aterrizó en Melbourne, Australia.
Era en 21 de noviembre. Habían pasado 70 horas y por fin la aeronave había llegado a la sede de los Decimosextos Juegos Olímpicos. Solamente faltaba un día para la apertura del certamen. Se acercaba al retorno en las justas que tenían como sede a una nación ubicada al otro lado del mundo, en las antípodas, totalmente diferente a lo que hasta ahora había vivido el movimiento olímpico. Colombia iba a ser uno de las 67 naciones en contienda. El hemisferio sur entraba en la historia olímpica con los recordados “Juegos Amistosos”.
En el desfile no fueron los atletas los que despertaron los elogios, sino la madrina, la madrina que llevó Colombia la que acaparó todas las miradas, la reina cundinamarquesa, Yolanda Pulecio, quien causó gran sensación, provocó repetidos aplausos, suspiros y silbidos de admiración.
Este fue el equipo nacional:
Atletismo: Jaime Aparicio, Rubén Guevara, Guillermo Zapata, Alfonso Muñoz y Carlos Sierra. Esgrima: Emiliano Camargo, Gabriel Blando, Emilio Echeverri, Alfredo Yanguas, José del Carmen Gómez y Pablo Uribe. Ciclismo: Ramón Hoyos, Jorge Luque, Pablo Hurtado, Jaime Villegas, Honorio Rúa, Leonel Ángel Mejía, Héctor Monsalve, Octavio Echeverri, Diego Calero, Mario Vanegas y Roberto Buitrago. Levantamiento de Pesas: Carlos Caballero y Ney López. Natación: Gilberto Martínez, Sergio Martínez y Álvaro Gómez. Tiro: Juan Millón, William Peters, Carlos Olano Cruz, Enrique Hannaberg y el coronel Guillermo Padilla, quien además era el presidente del COC y de la delegación.

Yolanda Oulecio, Reina de Cundinamarca, fue la madrina de Colombia en Melbourne 1956, y quien se robó la admiración de los asistentes al estadio, el día de la inauguración.
El 23 salieron a escena los primeros colombianos, los esgrimistas, en el Grupo B, en el arma de florete junto a Inglaterra, con la que arrancó y perdió en la mañana del viernes. En esa misma tarde tuvo el segundo combate con el equipo designado cabeza de serie, Italia, que ganó 9-0 y lo dejó por fuera del torneo, en individual y por equipos. En espada se perdió con Hungría, 14-2, en el Grupo C, con Alfredo Yanguas, Emilio Echeverri (ganó un duelo), Pablo Uribe y Emiliano Camargo (también logró un triunfo) y fueron elimiandos. En sable se retiró el equipo después de tenerlo inscrito.
En tiro se presentó el primer hecho lamentable para Colombia, pues los selectivos en el país se habían hecho en skeet y las competencias eran en fosa olímpica, lo que descartó de entrada a Carlos Olano Cruz y a Juan Millón, lo que redujo el grupo a tres participantes, mientras que en el platillo (pichón) William Peters fue vigesimosegundo, con 53 puntos. A su vez, Enrique Hannaberg, tras catorce pruebas de pistola y 32 de siluetas se ubicó como el mejor latino, con 533 puntos. Por su parte, el Coronel Guillermo Padilla (presidente de la delegación) se encasilló cuadragésimo cuarto, con 983 puntos, contra 1.172 de Anatoli Bogdanov, de Unión Soviética, en 50 metros carabina tres posiciones.
En natación, Sergio Martínez quedó eliminado en la primera serie de los 100 metros libres, al hacer el quinto tiempo (1.00.02), muy lejos del ganador (56.8), el estadounidense Reid Patterson. Su hermano Gilberto, en los 400 metros libres quedó séptimo y siguió el mismo camino, con tiempo de 4.54.4, pero en los 1.500 metros, prueba en la cual también estaba inscrito, no se presentó, porque se consideró que no tenía nada que hacer. Y más lamentable lo de Álvaro Gómez, en los 200 metros pecho, quien fue descalificado por equivocarse en el estilo.
Algo similar ocurrió en la halterofilia con uno de los integrantes, Ney López, quien en las 131 libras fue descalificado, por falta de conocimiento de la técnica. Carlos Caballero, en la misma categoría, hizo 134 ¾ en envión, y 220 en arranque, pero se retiró por lesión en una de las rodillas.
Quedaban atletas y ciclistas. De los primeros, el único referenciado era Jaime Aparicio, porque había estado presente en Londres 1948. En sus 400 metros con vallas hubo 28 inscritos, repartidos en seis series. A él le correspondió la tercera. El colombiano fue una exhalación en la partida, por lo que comandó el grupo hasta los 150 metros. Tras un codo a codo en los últimos 15 metros con el estadounidense Culbreath cedió su opción y por quedar tercero no pasó a la final, porque sólo había cupo para dos.
El 28 de noviembre, Aparicio intervino en los 400 metros lisos y terminó segundo en su serie, pero sólo había cupo para el primero. El otro que iba a competir era Rubén Guevara, pero por enfermedad nunca lo hizo. En los 110 metros con vallas, Guillermo Zapata quedó al margen en la primera vuelta, al llegar último (sexto) en la serie.
A continuación, lo reprochable con un mismo protagonista, Carlos Sierra, primero (el 26 de noviembre) no estuvo en los 200 metros planos y después (el 30) le quitó el cupo a Rubén Guevara con la intención de hacer el primer tramo en el relevo largo 4×400 en la fase eliminatoria, pero acusó partida en falso, y en la segunda intervención Colombia llegó último, con 17 segundos de retraso.
Los ciclistas también tenían cierto reconocimiento, por sus recientes actuaciones en México (Juegos Panamericanos 1955 y Juegos Centroamericanos y del Caribe 1954). Sin embargo fue eliminado en la serie de los 1.000 metros sprint. En el kilómetro contra reloj Octavio Echeverri fue decimoquinto, con 1.14.8, mientras su rival, el italiano Leandro Faggin, a la postre oro, acreditó 1.09.08.
En la persecución por equipos se presentaron ocho países. En la ronda inicial el rival de Colombia era Pakistán, país que se retiró. Aun así, Colombia (con Ramón Hoyos, Octavio Echeverri, Honorio Rúa, Héctor Monsalve) debía hacer ‘cualquier’ tiempo para avanzar de serie, pero el guarismo de 5.09.02 fue el más pobre de todos en aquella tarde, por lo que no fue tenido en cuenta. Restaba la prueba de ruta de Gran Fondo en Carretera, a la cual asistieron Jaime Villegas, Jorge Luque, Pablo Hurtado, Rúa y Hoyos, quien tuvo el privilegio de comandar la competencia durante un buen trayecto, pero al final terminó de 13, como el segundo mejor latinoamericano, después del mexicano Magdaleno Cano (noveno). Jorge Luque abandonó la carrera tras una caída.
Terminaron los Juegos, que fueron ganados por la Unión Soviética, con 37 oros, cinco más que Estados Unidos, mientras el gran anfitrión lograba un destacado tercer puesto.
¿Y Colombia? Se alistaba para iniciar un viaje de retorno de otras 70 horas, que concluyó felizmente, el 12 de diciembre, en el mismísimo ‘pájaro de metal’ de Avianca que estuvo guardado durante veinte días en el hangar, porque no se justificaba semejante ida y vuelta. Es el mismo que actualmente está bien estacionado en el parque Jaime Duque, en Briceño, Cundinamarca.