La obra, que estuvo abandonada por más de 10 años, ahora es el Centro Especializado Materno Infantil que ha traído a la vida 1.740 bebés, desde su inauguración.
Con una inversión superior a los $3.100 millones de pesos, se terminó la construcción de este centro que está en la capacidad de atender hasta 200 nacimientos por mes.
El pasado 10 de octubre, Amy, la primera niña en nacer en el Centro Especializado Materno Infantil (CEMI), cumplió 3 años.
“La atención fue muy buena”, Yamile Toro, su mamá, recuerda que cuando comenzaron las contracciones la trasladaron desde su residencia, en el sector rural de Pompeya, hasta las puertas abiertas del CEMI, que había empezado a funcionar una semana antes.
Nolber Arcila, el papá de Amy, cuenta: “Miré muchas enfermeras, médicos y nació a las 3:00 de la mañana”, él estuvo presente en el momento del nacimiento de su hija gracias al parto humanizado que ofrece el CEMI. “Esto era una montaña donde era un acopio de vicio, y, ahora, mirar que es un centro de vida es algo muy grande», añade, haciendo referencia al puesto de salud de San José, que estuvo abandonado por más de 10 años y era uno de los elefantes blancos de la ciudad. CEMI y su grupo de profesionales han traído a la vida 1.740 bebés desde su inauguración hasta octubre del 2023.
“Cada vez que pase por acá voy a recordar que mi hija fue la primera niña que nació en este lugar”, agrega Yamile, quien rememora que el CEMI fue un centro que abrió sus puertas en medio de la pandemia para proteger de contagio por COVID-19 a las mujeres embarazadas, recién nacidos y a sus mamás, en medio de la crisis hospitalaria.
“El Centro Materno Infantil CEMI, fue inaugurado en septiembre del 2020, en medio de la pandemia, con una inversión superior a los 3.100 millones de pesos, donde nos llevó a tomar las decisiones a fin de proteger la vida, era hacer el CEMI o limitarnos a hacer la misma inversión en hospitales de campaña que iban a durar solo un tiempo, como sucedió en otras ciudades”, aseguró Felipe Harman, alcalde de Villavicencio.
En ese sentido, se priorizó avanzar con la construcción del CEMI, en beneficio de las familias, en especial las madres y sus bebés, para garantizarles un parto humanizado.
“Tuvimos oposición al proyecto, nos demandaron en reiteradas ocasiones y logramos recuperar un elefante blanco que se había convertido en expendio de alucinógenos, un monumento a la desidia que duró en abandono por más de 10 años y que convertimos en un centro digno para la vida”, concluyó Harman.





