Está tomando fuerza un gran movimiento mundial integrado por destacados científicos de la salud y Gobiernos que se atrevieron a cambiar los protocolos impuestos por la Organización Mundial de la salud (OMS), logrando descubrir y decirle al mundo que el Covid-19 no es tan letal ni transmisible como no lo han pintado y que su prevención, y control no requiere de costos económicos estrambóticos y menos de medidas extremas de confinamiento y cierre de la actividad productiva, en donde las dos suelen ser letales para la salud y la economía en toda su expresión.
Las voces de científicos de la salud, como las de los más de 100 médicos y epidemiólogos provenientes de diferentes partes del mundo recientemente reunidos en España y de otros profesionales de la salud, más diferentes Gobiernos, están despertando una gran euforia internacional en contra de las medidas represivas por demás absurdas, diseñadas por autoridades locales y mundiales que lesionan el derecho a la libertad, al trabajo y la libre movilidad.
Muy pronto ese grito de libertad hará que se caiga la máscara de quienes amparados en su embestidura oficial, aprovechan la coyuntura del miedo para robarse los dineros públicos.
Además de la ruptura de la cadena empresarial: mundial, estas medidas nefastas le han causado el más pavoroso daño a la niñez y adolescencia que difícilmente se recuperará en razón a los daños físicos y psíquicos causados por el encierro, por más de 4 meses; me refiero a Colombia.
Los niños y niñas y adolescentes necesitan diariamente hacer deporte, interactuar con sus amigos y amigas, recibir los rayos del sol, reactivarse en lo físico y espiritual. En América Latina más de 150 millones de niños y niñas desde marzo no asisten a sus escuelas y colegios, muchos de ellos hoy sufren de obesidad y de trastornos mentales por efecto de la rutina, encierro y falta de ejercicio.
Los Gobernantes que se hacen los sordos y ciegos ante el viraje que desde hace 3 meses viene dando el tema Covid-19, serán objeto de un juicio internacional, en donde deberán responder por la quiebra de su producción económica y por la tortura a que han sometido a sus pueblos.
La angustia que embarga a la gente no se remite al afán de la vacuna anticovid, es: ¿Cuándo nuestros gobernantes dan el viraje hacia el tratamiento real, que salve vidas, que libere a la gente de la represión, encierro y tortura del tapabocas?
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Por: Miguel Rodríguez Hortúa – miguel.rh12@hotmail.com
Twitter: @miguel_rh12