Primero la familia

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En esta Navidad y año nuevo afloran sentimientos de afecto, amor y paz se corre para recordarle a los demás lo importantes que son para nosotros y nos damos la oportunidad de estar con los seres queridos, todo esto es producto de una hermosa tradición y de un ejemplo de familia, compuesto por María, José y nuestro señor Jesús, dignos ejemplos de amor y sacrificio en la unión de la Familia.

Y esto no es de poca monta, no es gratuito que la Constitución Política de Colombia, haya planteado que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, en ella se gestan las principales acciones, comportamientos y discusiones esenciales sobre la vida, se refrendan los principios y los referentes de conducta que permiten orientar las acciones cuando una persona se encuentra en sociedad, ya sea porque está en la actividad pública o en el ámbito de lo privado, lo que la gente haga, su accionar depende en definitiva de sus referentes éticos, los cuales se han desarrollado en un ejercicio de ensayo y error en la familia.

La honestidad, la solidaridad, el trabajo en equipo, la tolerancia, el respeto, la gratitud, entre otros valores y principios se aprenden en casa, no existe una premisa más cierta que esta, lo demás llega por añadidura, los primeros siete años de vida son determinantes para definir el carácter, la voluntad y la capacidad de relacionarse con fundamento en principios y valores. Si a un niño no se enseña con amor y mucha paciencia estos aspectos, terminará marcando la diferencia incluso entre la vida y la muerte de una persona, pues las decisiones siempre son producto de las emociones, somos más corazón que razón.

Esa es precisamente nuestra esencia, los latinos somos muy emocionales y poco racionales, lo cual no está mal, pues negarlo es desconocer la naturaleza humana, desconocida por el pensamiento occidental y que hoy se obliga a repensarse con propuestas como las Epistemologías del Sur de Boaventura de Sousa Santos y con el pensamiento decolonial.

Siempre que hablamos de educación, fijamos nuestros esfuerzos en los recursos y las acciones frente a los alumnos y los docentes, pero muy poco se trabaja con los padres de familia, las Instituciones Educativas, el ICBF y PROFAMILIA, entre otras instituciones se han centrado en acciones meramente asistencialista y de prevención, pero poco se hace de verdad por el fortalecimiento real de la familia.

La cultura machista, la violencia de género, la violencia cotidiana responsable del mayor número de muertos y heridos en nuestro país, pudiera resolverse de plano si hacemos un alto en el camino y generamos un verdadero cambio frente a las políticas sociales encaminadas al fortalecimiento familiar.

Si bien la política de vivienda gratuita ha generado excelentes resultados frente al derecho a garantizar este espacio, la ausencia de una política integral ha ocasionado que dichos escenarios se constituyan en nichos para la reproducción de la violencia, lo que demuestra la necesidad de una política integral que condicione este tipo de beneficios a programas de formación y fortalecimiento de la familia.

En definitiva, si queremos arreglar y enderezar este país, tenemos que tomarnos en serio a la familia y ponerla de primera en nuestros principales objetivos para que la sociedad en su conjunto y el Estado, aglutinen propósitos y hagan causa común frente al verdadero núcleo social de la sociedad, nuestra familia.

Por: Alfredo Vargas Ortíz – alfredo.vargas@alcaldianeiva.gov.co
Twitter: @Alfredovargaso – Secretario de Educación

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