El futuro de Neiva no sólo es incierto. Muy pocos lo quieren reconocer. La administración del ingeniero Casagua, cuenta una verdad a medias, con la evidente intención de no herir la susceptibilidad del gorkismo, de la que heredó aliados incondicionales que no le permiten la coherencia en su discurso.
La escasa verdad sobre la ciudad demolida, no proviene de boca del alcalde que se hizo elegir calificando el gorkismo como una plaga; el próximo año el municipio de Neiva quedará descategorizado, se hundirá en el más profundo de los abismos financieros, porque no tendrá cómo atender la altísima deuda de más de 190 mil millones de pesos, ni cómo pagar a los contratistas, ni la nómina, ni mucho menos invertir, porque esa alternativa ha quedado descartada, pues no hay un solo peso.
El presidente del concejo, Juan Diego Amaya, asegura que la única opción de maniobra para salvar a Neiva, es la imaginación, y que la administración del doctor Casagua no le interesa o simplemente no la sabe usar. No quisiera pensar que el alcalde ha caído como todos, en la soberbia del poder, en la soberbia de escuchar solo a los amigos que le hablan bonito y le adornan su ego en todo momento.
Alguna vez me acerqué al candidato de Acciones por Neiva, y conocí con fines sólo periodísticos su propuesta, destacando parte de ese trabajo, pero ahora como alcalde y cuando expuse mi desencanto por su evidente flexibilidad gorkista, ha impartido instrucciones para que incluso, no se me suministre información sobre su gestión. Le ha advertido a algunos cercanos que soy un periodista muy peligroso, que se cuiden, que si es posible cierren la puerta cuando me acerque. «Así diga la verdad, cuídense».
No he descalificado su tarea, la he analizado con respeto, sin nada a cambio, he dicho la verdad como reza el deber de todo periodista, pero le ha molestado demasiado que interprete a aquellos analistas que reprochan su rara relación con el gorkismo corrupto, que devoró la ciudad en sólo cuatro años. Cómo le duele al mandatario que se mencione esta incoherencia política que muy pocos comprenden.
Pero por encima de los odios, la molestia y el asco del alcalde con quienes nos interesa la objetividad, está la ciudad, y habrá que seguir aguantando su soberbia para que a los enamorados de Neiva nunca les falte la verdad, que es dura, pero no se puede ocultar.
Si la objetividad me convierte en un individuo peligroso, como lo advierte el alcalde Casagua, me haré a un fusil que sólo dispare verdades para matar corruptos.
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Por: Marco Fidel Yukumá
Twitter: @marcofyukuma