Milagro urbano: chip paisa

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Recomendar algo hoy no es fácil. Las emociones, la edad, la historia personal o incluso las expectativas y el estado de ánimo pueden hacer que lo que para uno es maravilloso, para otro no lo sea. A veces, hay lugares tan potentes, tan simbólicos y tan bien hechos, que merecen ser recomendados sin temor a exagerar: la Comuna 13 de Medellín.

Colombia tiene cientos de lugares turísticos que valen la pena, pero pocos resumen una transformación tan espectacular como esta. La Comuna 13 es una lección urbana viva. Hace apenas unas décadas, era uno de los sitios más peligrosos del continente: balaceras diarias, reclutamiento de menores, pobreza extrema y desconfianza total entre vecinos. Un lugar al borde del colapso físico y emocional.

Hoy, sin embargo, es otra historia. Y es importante entender que no se trata solo de escaleras mecánicas en una ladera empinada. Se trata de una filosofía. De una visión política clara, sumada al empuje de una comunidad que decidió no rendirse. El espacio público no solo se recuperó: se volvió el corazón de una nueva economía creativa, cultural y turística.

Supongo que hay más ejemplos, pero Chelo Ramírez, cantante paisa, lo resume bien en sus canciones “Llegando a Medallo” y “Modo Antioqueño”: “Todo el que llega es parcero, puerta abierta al mundo entero”; “Vengo de la tierra donde nada es imposible, nada nos queda grande, el ‘no puedo’ no existe”; “Si estás de visita, mi casa es su casa. Aquí las diferencias se abrazan”. (¡Esta última frase es impactante y muy cierta! ¿O no?).

Retomando el guaro… perdón, el hilo de esta columna: los 6 tramos de escaleras, rodeados de graffitis, emprendimientos, trova, reguetón y murales con memoria, no solo suben personas: elevan la dignidad. La gente cuida, limpia, guía, vende, crea. Todos aportan a un ecosistema urbano que vibra. En cada escalón hay una historia y una sonrisa. Y uno se siente seguro. Sin policías visibles, pero con un orden implícito que nace del respeto mutuo y del orgullo por lo logrado. Para donde mires, hay motivación.

Nada de esto habría sido posible sin políticas públicas decididas: inversión sostenida, mantenimiento diario, hasta energía solar para las escaleras, presencia institucional y apertura. Ahí están los resultados: turistas de todo el planeta, ingresos diarios para cientos de familias y, lo más importante, una sensación de bienestar que no se improvisa.

Y hablando de inspiración, no podemos dejar de mencionar a 2 municipios vecinos que también sorprenden: Guatapé, que convirtió su colorido natural en una marca poderosa de identidad visual y la infraestructura mejorada y la vista es única con los paisajes aprovechados del embalse y El Retiro, que parece susurrarle al visitante que otra forma de habitar sí es posible: orden, limpieza adornado con pura amabilidad, un parque principal que promueve la buena vecindad y esa cultura de tomarse un café mientras se conversa y se sonríe. Allí cuidan a sus abuelos, promueven la participación ciudadana y respetan los espacios públicos como si fueran templos del buen vivir.

Recorrer la Comuna 13 es entender que sí se puede. Que no es excusa que un barrio haya tenido un pasado violento. El desarrollo no se mide solo en metros de concreto, sino en confianza social, orgullo barrial y creatividad popular.

Alcaldes, gobernadores, asesores, vayan. ¿Qué experiencia quieren transmitir? ¿Cómo quieren que los identifiquen? Miren. Escuchen. Repliquen con identidad local. Porque si en el lugar más golpeado por la guerra urbana se logró construir semejante ejemplo, es posible lograrlo. ¿Y si nos despertamos y lo intentamos también? Encendamos la generosidad y compromiso.

En Neiva, Ciudad Bolívar, Tumaco o en Villavicencio, sobran espacios olvidados que podrían ser recuperados. Lo que falta es una dosis de actitud paisa: trabajo colectivo sin excusas, capacidad de improvisar con propósito y esa terquedad creativa que se niega a fracasar.

Medellín lo logró. ¿Y el resto? Tienen la misma moneda.
Mismo horario. Se habla español. Entonces… ¿Qué estamos esperando? Solo falta cambiar el chip. Revitalización y resiliencia. La vida es sagrada. Y allá, volvió a valer la pena vivirla. Brindo por esta Colombia y no por la que le hace pasar a Miguel Uribe y su familia este injusto momento…

Por: Caly Monteverdi
Conferencista internacional

Comunicador argentino, asesor estratégico y creativo
X – Twitter: @Calytoxxx

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