Pienso que en Colombia, son muy contados los dirigentes políticos que han logrado sostenerse en la cima, después de haber trasegado toda su existencia, por la sinuosidad palpitante del mundo político. Rodrigo Villalba Mosquera, es uno de los pocos preclaros virtuosos dirigentes que cumple con este paradigma.
Lo conocí por primera vez, en el Colegio Nacional Santa Librada, en la década de los años 60. Lo veía cuando hacíamos la fila para entrar a los salones, por orden del Rector del Colegio, catedrático, escritor y ensayista, Eduardo Unda Losada En esa época, estudiar en este Colegio, era un privilegio enorme, no por lo costoso o por su estratificación social, sino por la dificultad para acceder a su plantel en razón a la demanda estudiantil de cupos para su ingreso. Era uno de los mejores centros educativos de educación media para todo en todo el sur colombiano.
En esa época, este plantel educativo se caracterizó por muchos aspectos socio-políticos que incentivaron a los estudiantes a permanecer unidos, forjando una lucha continúa en contra de las políticas represivas del gobierno. Se gestó entonces un liderazgo estudiantil sólido, generalizado y comprometido con los sectores marginados del País.
Siempre, la actitud de Rodrigo Villalba, era de camaradería, liderazgo y buena receptividad con sus compañeros. Desde entonces era visible su participación activa en las ideas propias de una incipiente juventud que día tras día luchaba valerosamente por un mejor País.
Años después, nos encontrábamos casualmente en el congreso de la Republica, cuando acudíamos a realizar gestiones con los parlamentarios Huilenses. Ya desde entonces se erigían nuevos liderazgos que estaban haciendo carrera sobre las propuestas ideológicas creadas por el entonces dirigente Liberal, Alfonso López Michelsen, el MRL y sus consignas representadas en el Huila por Diego Omar Muñoz Piedrahita, Jaime Ucrós García, y los dirigentes Carlos Suárez, Fabio Arce Luna, Teófilo González y Gerardo Murcia.
Una época grandiosa que marcó los derroteros de muchos líderes juveniles que se proyectaban en el escenario político al lado de prestantes figuras que hacían parte de las grandes decisiones nacionales como Alberto Galindo, Guillermo Plazas Alcid, Rodrigo Lara Bonilla, Julio Bahamón, Pino Muñoz, Tarsicio Oviedo, entre otros. Junto a esta dirigencia política, igualmente se levantaban jóvenes inquietos, estudiosos y talentosos que irrumpieron en la vida poliica del Departamento, entre otros Julio Enrique Ortiz, Jairo Morera, Jorge Eduardo Gechem, Rodrigo Villalba Mosquera.
Dentro de esta fogosa y aguerrida juventud, se formaron varias fuerzas políticas, cada una con capital electoral propio y dentro de líneas diferentes del mismo, partido liberal. De allí salieron concejales, diputados, alcaldes, gobernadores y parlamentarios. Era honroso pertenecer a cualquiera de estas tendencias. Se trabajaba con respeto, decoro y firmeza ideológica. Los debates eran impresionantes, con altura, pensamiento crítico y constructivo. La Dialéctica utilizada permitía analizar con diamantina claridad los fenómenos sociales reales que acontecían en todas las regiones, lejos de cualquier entrampamiento orientado a crear falsos realismos mágicos.
Recuerdo que en una convención Departamental que se hizo en la casa liberal de Neiva, en donde yo asistí como invitado de mi pariente Arismendi Mora, se debatían temas muy importantes de la política del Departamento. El Dr. Guillermo Plazas era el presidente y Juan Vidal el secretario. Allí comencé a observar la pasta de Rodrigo, cuando en franca lid, vencía al dirigente eterno de Rivera Chucho Fiero. Los convencionistas, invitaron al diálogo y que se dieran la mano. Nacía así un nuevo liderazgo. Una fuerza política.
Villalba ha sido concejal, diputado, congresista, ministro, director de Institutos a nivel Nacional, alcalde de Nieva, dos veces gobernador del Departamento del Huila y otros tantos cargos honrados por el mandato popular.
Es el único dirigente de nuestra generación que se conserva intacto y sigue vigente sin que se le observe tachas por corrupción, actitudes prevaricadoras o costumbres de mala reputación. En todos los partidos, tiene una buena imagen y es asequible para todos los acuerdos programáticos.
Por esta razón pienso que, Rodrigo Villalba Mosquera, sería un excelente candidato después de su periodo de la gobernación para que dirija los destinos del partido liberal que necesita con urgencia renovación y cambio.
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Por: Ramiro Mora Gutiérrez