Desde hace años convivo con Diabetes Tipo 1 (somos el 10% de quienes la padecen en el mundo), una enfermedad que no elegí tener y que, por suerte, no me limita. Sé bien lo que significa enfrentar las injusticias del sistema de salud: barreras de acceso, puertas que se cierran, trámites absurdos, “pre-autorizaciones” que jamás llegan y el desgaste silencioso. No es la enfermedad lo que agota. Es la ausencia y la indiferencia del Estado.
En medio de ese panorama oscuro, encontré una excepción inesperada: la Personería de Neiva. Una entidad que muchos desconocen o creen lejana y burocrática. Me acerqué siguiendo una recomendación. No me arrepentiré jamás. Ya había agotado las quejas internas en la Nueva “Entidad Prestadora de Salud” —EPS— (de “nueva” solo tiene el nombre, pero arrastra viejos vicios y elige cuándo incumplir, con la permisividad de la Supersalud).
“Un derecho no es algo que alguien te da. Es algo que nadie te puede quitar.”
Esa frase del abogado Ramsey Clark, ex fiscal general de EE.UU. en los 60, figura en el Balance de Gestión 2025 de la Personería. Me encantó y genera, junto con el fantástico resultado de su asesoría, esta columna.
Me recibieron con empatía, conocimiento y acción. Sin promesas vacías ni falsas expectativas. En días, guiado por su gran equipo, interpuse una tutela que obliga a la intervenida EPS a responder (el “chu chu chu presidencial” para no mejorar nada). No fue un milagro judicial. Fue el resultado de personas que creen en su labor. Que entienden que el Estado debe cuidar y acompañar, no castigar ni abandonar.
Me pregunto y afortunadamente he tenido la suerte de conocer excepciones: ¿Cómo sobreviven aquellos que trabajan en las EPS? ¿cómo conviven con tanta injusticia que a veces termina en muerte? ¿Pueden hacer algo y eligen no hacerlo? ¿Tienen suerte y nunca les pasa a sus seres queridos? El egoísmo generalizado es metastásico.
No deberíamos tener que mendigar la garantía de un Tratamiento Integral legal que no es un gasto: es prevención y una inversión en el país. Que la salud solo se logre mediante tutela es una tragedia jurídica y social. Cumplir el Plan Básico de Salud (ex POS) no debería depender de procesos judiciales ni desacatos que tampoco deberían existir tras más de 3 años de “cambio”.
Un país donde las tutelas por salud se disparan (más de 248.000 en 2024) cada una con su trágica historia y los reclamos ciudadanos por injusticias marcan récords (1,6 millones de PQRS), el trabajo firme y silencioso de la Personería marca la diferencia. No se mide en tendencias digitales. Se mide en vidas dignificadas. Eso vale mucho más y los medios lo reportan por suerte.
En Neiva, mientras otros se diluyen en discursos sobreactuados, esta Personería se planta: combate irracionalidades del sistema, interpone acciones legales para proteger la educación, defiende la salud emocional de niños y mucho más. ¿Cómo no reconocerla?
Cuando escuché al personero Jerson Andrés Bastidas Vargas decir que “no persiguen para castigar, sino que previenen para proteger”, entendí que no solo defiende la ley. Defiende la esperanza. Y en estos tiempos, eso no es poco. No es mago, pero hace magia. Tiene la audacia de quienes se arremangan, con presupuesto limitado y vocación ilimitada. Y un equipo que le cree, que actúa, que acompaña. Que no dice “eso no nos compete”, sino “¿cómo ayudamos?”.
Pura gratitud. Porque aún hay servidores públicos que honran el servicio (valga la elegida redundancia). Porque todavía existen espacios donde la palabra “derecho” conserva su dignidad. Porque mi historia —como tantas otras— encontró un camino gracias a una institución que no olvida para qué fue creada.
Hoy celebro su existencia. Y también la elección del Concejo Municipal que demostró haber acertado. Eligieron bien. No a un burócrata, sino a un defensor que se sienta al lado del ciudadano y combate injusticias con lo que tiene.
Ojalá esta excepción inspire. Ojalá le aumenten los recursos sin politiquerías. Cierro con otra frase de la web de la Personería, de Irene Khan, ex secretaria general de Amnistía Internacional: “Sin justicia y sin respeto por los Derechos Humanos no puede haber Paz”.
No me perdonaría si no agrego un Infaltable agradecimiento tambien al Juez Pablo Vargas Castro del Juzgado primero penal municipal y anteriormente a los Jueces Liliana Losada Cardona y Héctor Puerto Polanco del Juzgado Segundo Penal del Circuito para adolescentes con funciones de conocimiento que también colaboraron satisfactoriamente a sentir que no todo está perdido en la justicia.
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Por: Caly Monteverdi
Conferencista internacional
Comunicador argentino, asesor estratégico y creativo
X – Twitter: @Calytoxxx