Como lo anticipamos en esta columna, esta semana resultó elegida Margarita Cabello Blanco como nueva Procuradora General de la Nación; su elección muy holgada se dio frente a dos contendores de lujo y quienes con absoluta gallardía legitimaron hasta el último momento este proceso electoral, Juan Carlos Cortés y Wilson Ruíz Orejuela.
La Dra. Cabello es, como ya lo habíamos dicho, una excelsa jurista de una gran experiencia como funcionaria de la rama judicial, carrera que empezó como juez municipal en Sabanalarga Atlántico y que culminó como Presidenta de la Corte Suprema de Justicia (2016), algo a lo que sin duda todos los que nos dedicamos al estudio y ejercicio del derecho quisiéramos algún día llegar.
Posteriormente fue nombrada Ministra de Justicia y del Derecho, cartera donde tuvo importantes ejecutorias (los que conocemos ese Ministerio sabemos lo que allí se hace todos los días) y además donde enfrentó con sabiduría y prudencia la crisis del Covid-19 en el sector carcelario; aunque muchos criticaron las medidas tomadas por el gobierno frente a esta emergencia por considerarlas insuficientes, hoy en día la realidad muestra que fueron decisiones acertadas. Como Ministra cumplió.
Y ahora la primera mujer al frente del ente de control disciplinario llega con experiencia, pues no se olvide que ya había trabajado en la entidad que va a regentar, precisamente como procuradora delegada, de manera que conoce la entidad y las necesidades y problemas de los funcionarios.
También se enfrenta la nueva Procuradora a muchos retos: la implementación a partir del próximo año del nuevo Código disciplinario y a los desafíos propios del control de la conducta de los funcionarios en momentos en que la Corte Interamericana de Derechos Humanos le estableció límites tratándose de servidores elegidos popularmente.
Estoy seguro de que la nueva Procuradora hará una gran gestión, de manera que desde esta tribuna le auguramos los mejores éxitos.
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Por: Jorge Fernando Perdomo
Abogado
Twitter: @JFPerdomoTorres