La costumbre de rechinar o apretar los dientes de manera inconsciente, principalmente mientras se duerme, conocido como bruxismo, se encuentra relacionado con sufrir de migrañas continuas y es actualmente una de las causas más frecuentes en las consultas odontológicas.
Este padecimiento considerado una consecuencia del estrés y puede provocar serias lesiones en los dientes y la mandíbula es considerado como una de las causas de la migraña por la tensión constante que se genera en los músculos de la mandíbula.
“La presión inconsciente que ejerce la persona en la mandíbula hace que los músculos de zona no se relajen, contrayendo demasiado los músculos del cuello desencadenando dolores más severos como el de la migraña” comenta el doctor Christian Salazar especialista en cosmética dental y rehabilitación oral.
Y aunque la migraña es una de las consecuencias más severas, hay otras secuelas como los traumas dentales, el desgate y aflojamiento de los dientes, la sensibilidad generalizada en la boca, la pérdida de dientes o la presencia de espasmos en los músculos del cuello que llega a sufrir una persona con bruxismo.
El bruxismo es una enfermedad que no tiene cura, pero si cuenta con algunos tratamientos que ayudan a sobrellevar la enfermedad y a minimizar sus consecuencias, como el uso de toxina botulínica en los músculos de mandíbula, “esta sustancia ayuda a relajar dichos músculos y de esta manera minimizar los efectos que genera la contracción muscular generada por el bruxismo” cuenta el doctor Christian Salazar.
Otros tratamientos como la ortodoncia, pues mejora la relación de los dientes entre sí. También el uso de placas para disminuir el desgaste dental y la masticación constante para evitar que aprieten los dientes entre sí, para este caso se recomienda el masticar chicles sin azúcar.
Este padecimiento también afecta a los niños y en estos casos puede ser por motivos de crecimiento, el cambio de dientes, o la presencia de parásitos. El doctor Cristian Salazar recomienda que “en el caso de niños con bruxismo la recomendación es primero ir con el pediatra para descartar causas ajenas a la salud bucal y después remitirse al odontólogo para tratar la enfermedad.”