Inventando los inventarios turisticos

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El verbo “Inventar” al igual que la palabra “Inventario” vienen de la palabra “Invento” y este a su vez del latín “Inventus”, compuesta por el prefijo “in” (que indica hacia adentro) y “Ventus” que es el participio del verbo “Venire”, de esta forma podemos definir que el latín “Inventus” o Inventar, significaría “Algo nuevo que viene dentro de uno”; y el significado de “Invenire” o Inventario, es descubrir o encontrar algo, aplicable a cualquier cosa externa o material.

Toda esta descripción etimológica, nos da un preámbulo del propósito de esta columna, y nos aclara un poco que, el “Inventar Inventarios”, puede ser una acción más lógica de lo que parece.

Cuando iniciamos un proceso de creación o actualización de inventarios turísticos, lo primero que debemos de tratar, es de descubrir esos recursos naturales y patrimoniales que tienen las regiones, algunos verdaderamente desconocidos para muchos de los actores locales y otros con tan poco contexto, que en ocasiones se requiere hacer el ejercicio práctico de “inventar” o crear, fundamentado en realidades, esos guiones con los que podemos desarrollar toda su potencialidad.

Identificar, valorar, pero sobre todo caracterizar todos los recursos con potencialidad turística, se vuelve una actividad casi semejante a la de sabios y genios, que, con sus grandes inventos, cambiaron la historia de la humanidad.

Para el turismo es fundamental, que este ejercicio se realice desde lo local, con los “descubridores” de estas maravillas, o por lo menos con quienes se quieren tomar la tarea de hacerlas visibles al mundo. En la mayoría de las ocasiones, en este tipo de ejercicios, surgen quienes en forma de critica aseveran “Eso ya existía”, y eso es totalmente valido. Pero lo que hay que replicar es “Y si existía, porque nadie se tomó la molestia de darlo a conocer”.

Es por eso que, para la Planificación Turística, realizar de manera objetiva, vinculante y, sobre todo a profundidad, el descubrimiento de “nuevos” recursos y atractivos con potencialidad turística en un territorio, se convierte en la mejor herramienta e insumo para construir productos de clase mundial.

Esta es una tarea, que se debe hacer en conjunto con las comunidades locales, pero apartando de sus resultados los intereses particulares, y resaltando el bien común. En muchas ocasiones la valoración de los recursos, pasa por la subjetividad, privilegiando anécdotas personales, recuerdos de infancia, o gustos personales, y es ahí donde el espíritu “inventivo”, de quienes se encarguen de esta tarea, debe enseñarles a identificar, valorar y reconocer entre algo nuevo que sea único o algo común que pueda trascender.

Para inventar hay que conocer, y para conocer hay que descubrir, de ahí en adelante un correcto ejercicio de caracterización es el que marcará la deferencia, entre hacer un inventario o inventarlo.

Por: Hugo Andrés Rivera Collazos
Correo: hrivera.consultores@gmail.com  – Twitter: @hugoandres1975

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