Uno de los íconos católicos más representativos en la capital de la república es la iglesia parroquial de Lourdes, que se levanta imponente en la calle 63 con carrera 13 sector de chapinero, fue por orden de la Santa Sede proclamada como Basílica menor.
Para obtener este reconocimiento se tuvieron que cumplir tres puntos fundamentales como son: debe ser un lugar representativo arquitectónicamente; la historia que tiene a través de los años, pues la iglesia ha mantenido su esencia a pesar de que con el paso del tiempo su entorno ha tenido cambios, y por último, otra representación que le dio este reconocimiento es que es un lugar que recibe mucha gente, en tanto que muchos feligreses ingresan a ella para tener un momento de encuentro con Dios y de recogimiento y entrega.
Otros requisitos que debe tener un templo para alcanzar el título de basílica son: ser un lugar que tenga regio esplendor y levantado con un perfil destacado; ser centro espiritual de una comunidad que lo convierta en santuario por la multitud de devotos que allí se reunen y sus celebraciones deben servir de ejemplo para otros templos de la Diócesis; promover la formación bíblica y religiosa de los fieles y tiene la obligación de celebrar las fiestas de la Cátedra del Apóstol San Pedro (22 de febrero), de San Pedro y San Pablo (29 de junio), y el aniversario de la exaltación del Sumo Pontífice.
Igualmente, porque la intención es cada día congregar a más población religiosa y rescatar a la comunidad no solo que es vecina a la basílica sino a quienes por curiosidad y por creencia la visitan.
El templo fue consagrado como Basílica Menor, el día de la solemnidad de Nuestra Señora de Lourdes, el 11 de febrero de 2016, por el Arzobispo de Bogotá, Cardenal Rubén Salazar Gómez.
Fue la primera construcción en estilo neogótico en en país. En ella se destacan los vitrales policromados elaborados en Bogotá en el taller del artista alemán Walter Wolf Wasserhouen y los monumentales espacios interiores, la torre cuadrangular que remata la fachada, las torrecillas del frontis, los arcos de ojiva de las puertas y la ornamentación de las cornisas.
La iglesia que duró muchos meses en reparación por las adecuaciones de las que fue objeto, hoy está de nuevo reabierta y orgullosamente paso de ser iglesia parroquial a basílica menor.