Huila grande en industrialización agrícola

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La agricultura ha sido históricamente uno de los pilares fundamentales de la economía colombiana, proporcionando empleo, alimentos y materia prima para diversas industrias.

Sin embargo, en las últimas décadas, el sector agrícola ha experimentado cambios significativos debido a la industrialización. Este proceso ha generado debates y controversias sobre su impacto en el medio ambiente, la sociedad y la economía del país.

Pero, la industrialización agrícola también ha tenido consecuencias negativas para el medio ambiente. El uso intensivo de agroquímicos ha provocado la contaminación del suelo, del agua, afectando la biodiversidad y la salud de las comunidades rurales.

Además, la deforestación causada por la expansión de la agricultura comercial ha contribuido al cambio climático y la pérdida de hábitats naturales. Por otro lado, en los últimos tiempos, la industrialización agrícola ha fomentado la adopción de prácticas más sostenibles, como la agricultura de conservación y el uso de energías renovables.

Algunas empresas y organizaciones han implementado programas de certificación ambiental, buenas prácticas agrícolas para mitigar su impacto negativo en el medio ambiente.

La industrialización agrícola se refiere al proceso mediante el cual se introducen tecnologías y prácticas modernas en la producción agrícola con el fin de aumentar la eficiencia, la productividad, por ende la rentabilidad. En el caso de Colombia, este proceso ha estado marcado por la adopción de maquinaria, la aplicación de agroquímicos, la introducción de variedades genéticamente modificadas en los cultivos.

Uno de los principales impulsores de la industrialización agrícola en Colombia ha sido la búsqueda de la seguridad alimentaria y la competitividad en los mercados internacionales. El gobierno, así como los empresarios, han promovido la modernización del campo como una estrategia para aumentar la producción y reducir la dependencia de la importación de alimentos.

Todos los gremios del país, tiene retos importantes para modernizar el campo, fortalecer la actividad del agro, luchar por la reivindicación del campo colombiano. Así las cosas, el campo colombiano es uno de los sectores que más espera del gobierno.

Colombia debe fortalecer una política industrial, en la producción, es donde se genera riqueza, este es uno de los ejes centrales de la política del Gobierno Nacional. El primer paso está en el campo, las reformas también se deben enfocar en la financiación de los programas sociales que se propongan.

Tenemos que construir una sociedad más equitativa, que comienza por resolver el problema de la tierra, esta no solo puede quedar en manos de grandes empresas y terratenientes, marginalizando a los pequeños productores y exacerbando las desigualdades sociales en el campo; la expansión de los monocultivos y la apropiación de tierras han desplazado a comunidades enteras, afectando sus formas de vida y cultura, un sistema impositivo desigual no es válido para industrializar el país, si se quiere industrializar a Colombia, hay que modernizar el campo, así se enfrenta el hambre que afecta a millones de colombianos.

Acabar el hambre tiene que ver mucho con la tierra, con la agricultura, la producción de alimentos, con fertilizantes que no afecten el medio ambiente; es una misión acabar el hambre.

Nuestro país es considerado como una despensa de alimentos, la agroindustria colombiana representa alrededor del 7% del PIB total del país y el 7,4% de las exportaciones totales. En términos económicos, la industrialización agrícola ha contribuido al crecimiento del PIB y al desarrollo del sector agroindustrial en Colombia.

La producción de cultivos como el café, el banano y las flores ha aumentado significativamente gracias a la aplicación de tecnologías modernas y la expansión de los mercados internacionales. Esto muestra una clara inclinación hacia la agricultura y la urgente demanda de tecnificación del campo.

Más aún si se considera el aumento de casi un 70% en la producción de alimentos, proyectado para 2050, para proveer de alimentos a las personas que habitarán el mundo. Sin embargo, incluso con los esfuerzos del gobierno, el trabajo en el sector agrícola colombiano de pequeña escala es rudimentario y tradicional. Esto conduce a la degradación de la tierra y la baja producción, lo que impide que los pequeños agricultores compitan en los mercados nacionales e internacionales en igualdad de condiciones.

Para avanzar hacia un modelo más sostenible de desarrollo agrícola, es necesario adoptar un enfoque integral que tenga en cuenta no solo la productividad y la rentabilidad económica, sino también la equidad social, la conservación del medio ambiente.

Esto implica promover prácticas agrícolas más sostenibles, como la agroecología, la agricultura orgánica, que respeten los ciclos naturales y la diversidad biológica. Además, es fundamental fortalecer la participación, así como el protagonismo de las comunidades rurales en la toma de decisiones sobre el uso de la tierra y los recursos naturales.

Esto incluye el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas, afrodescendientes, así como el apoyo a la agricultura familiar y campesina como motor de desarrollo rural. Asimismo, se requiere una mayor inversión en investigación y desarrollo de tecnologías apropiadas para la agricultura sostenible, que sean accesibles, adaptables a las condiciones locales.

Esto incluye el desarrollo de variedades de cultivos resistentes a las enfermedades, adaptadas al cambio climático, así como la promoción de prácticas de manejo integrado de plagas y enfermedades. Por último, es necesario promover políticas públicas que fomenten la diversificación de la producción agrícola y la creación de cadenas de valor inclusivas y equitativas. Esto incluye el apoyo a la comercialización y el acceso a mercados locales y regionales, así como la promoción del consumo responsable y la alimentación saludable.

En el Huila se viene avanzando en el nuevo modelo de desarrollo productivo, en el cual se adelantan varias estrategias que le apuntan a implementar un nuevo modelo de desarrollo socioeconómico y productivo a largo plazo; en materia productiva, se busca delimitar el suelo rural agropecuario exclusivo para producir de manera más ordenada de acuerdo con la vocación, aptitud de nuestros territorios y el mercado, y no de manera intuitiva, por lo que se ha desarrollado un trabajo para 22 cadenas productivas, de donde se desprende un plan de extensión agropecuaria, plan de riego, plan de formalización de predios rurales, y un plan logístico para el agro (Agrologística, conjunto de actividades de planificación, implementación y control de procesos logísticos en las cadenas de suministro del sector agropecuario, a través de los ejes centrales logísticos: institucionalidad y normativa; capital humano, social, empresarial; infraestructura, servicios, y tecnologías de la información).

Es importante mencionar, que el Huila es el mayor productor de café del país, con más del 18% del total de la producción nacional y el mayor productor de cafés especiales del mundo.

Durante los últimos 13 años, el departamento del Huila, se ha mantenido en el primer puesto de producción cafetera en Colombia, el trabajo mancomunado entre productores, institucionalidad cafetera, sector público y privado, entre otros, ha garantizado mantener este primer puesto durante todos estos años.

El gobernador del Huila Rodrigo Villalba Mosquera realizó una jornada de trabajo de articulación institucional en un recorrido por la planta de liofilizado de Buencafé ubicada en Chinchiná (Caldas), siendo esta visita de mucha utilidad, será de gran ayuda al departamento en la senda de industrialización.

La Gobernación del Huila tiene una hoja de ruta, con un plan de acción de mediano y largo plazo, con el ordenamiento productivo se establece la planificación del suelo rural, la infraestructura productiva, el uso de tecnologías y el compromiso institucional, lo que permite orientar las inversiones, determinar cuáles son las zonas en las que se puede establecer cierto tipo de cultivo, no solo dependiendo de la aptitud del suelo, sino también de la viabilidad financiera, para que la producción garantice el éxito a los campesinos; que los indicadores de productividad empiecen a cambiar.

Con una inversión cercana a los 13 mil millones, el Gobierno Nacional lidera a través de una alianza público popular, la garantía del recurso para la construcción de una planta procesadora de arroz para la Asociación de Usuarios del Distrito de Adecuación de Tierras (Asojuncal), el Presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, junto a la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Jhenifer Mojica, llegaron al municipio Palermo para poner la primera piedra de una planta que cambiará la vida de los arroceros que dependen de esta actividad para su sustento.

Esta alianza público – privada cuenta con la cofinanciación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la Agencia de Desarrollo Rural, Asojuncal, el Fondo Colrice, Fedearroz, así como la Gobernación del Huila.

El proyecto incluye equipos de secado, empaque, almacenado y trilla, que beneficiarán a más de mil personas de la región y permitirá que los pequeños arroceros ya no dependan del precio de compra de las grandes procesadoras, sino que tendrán la oportunidad de generar su propia marca, manejar precios justos y beneficiarse de toda la cadena de producción.

Con voluntad política, apuntándole a la asociatividad, capitalización de los pequeños productores agropecuarios para que desarrollen el campo, provean alimento para los colombianos, generando riqueza y empleo, es que la gente puede iniciar procesos de industrialización en su propiedad, ese debe ser el modelo agrario que se impulse en el país, convertir tierras improductivas en productivas.

Por: María Fernanda Plazas Bravo
X: @mafeplazasbravo
Ingeniera en Recursos Hídricos y Gestión Ambiental
Especialista en Marketing Político – Comunicación de Gobierno
Universidad Externado de Colombia

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