La supervivencia empresarial sigue siendo uno de los retos más significativos para los emprendedores colombianos. Según las cifras más recientes de La Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras), apenas el 30 % de las empresas constituidas como personas naturales logran mantenerse activas durante cinco años, mientras que las sociedades alcanzan una tasa del 44%.
Además, solo el 0,7% de las personas naturales logra escalar su operación, frente al 18% de las sociedades. Esto demuestra que la formalización trae unas ventajas extra para la estabilidad y el crecimiento sostenible, sin demeritar, claro está, que los negocios de personas naturales también tienen proyección de crecimiento con el manejo correcto.
De acuerdo con Federico Gómez, CEO y cofundador de la fintech Plurall, la baja tasa de supervivencia empresarial en los primeros cinco años se debe principalmente a tres grandes desafíos: una gestión financiera deficiente que lleva a problemas de liquidez y altos costos de adquisición, la falta de madurez operativa y tecnológica, que se traduce en procesos ineficientes y baja competitividad; y por último, debilidades estratégicas de mercado, como la ausencia de un plan claro de diferenciación y la incapacidad de innovar o adaptarse rápidamente a los cambios del entorno económico.
Estos son algunos de los factores que explican la vulnerabilidad de las empresas constituidas como personas naturales:
- Incertidumbre del mercado: Al inicio, los emprendedores no entienden cómo se comportarán las ventas y si su producto será bien recibido, lo que genera inestabilidad en los ingresos.
- Bajo nivel de ventas: Los negocios nuevos deben darse a conocer en el mercado y construir una base de clientes, lo que toma tiempo y limita el flujo de caja.
- Alta inversión inicial: La compra de inventarios, adecuaciones o equipos suele agotar el capital disponible, dejando poco margen para imprevistos.
- Falta de planeación: En ocasiones, el emprendedor no tiene en su planeación temas de imprevistos, como impuestos, materia prima o publicidad, lo que puede desajustar las finanzas y poner en riesgo la continuidad del negocio.
Es así que la formalización entrega unos beneficios extra para la supervivencia empresarial. “Ser formal es como sacar un pase VIP para tu negocio. Aunque como persona natural puedes pedir un crédito y acceder a algunas alternativas de financiamiento, al volverse una empresa formal, obtienes oportunidades más grandes porque las entidades financieras te ven como un negocio estable y menos riesgoso. Este estatus es también la llave de entrada a clientes corporativos o institucionales que exigen facturación legal y proveedores confiables”, comentó Gómez.
Sobre la decisión de dar este paso, la gente a menudo duda porque la carga de impuestos y el papeleo son vistos como barreras; la formalización se convierte en una ventaja estratégica, especialmente en contextos de alta inflación o necesidad de crecimiento acelerado.El acceso a financiamiento formal permite invertir, escalar y enfrentar las coyunturas económicas con mayor resiliencia.
En este camino, la educación financiera y el acompañamiento empresarial son otros de los pilares que juegan un papel decisivo. No saber leer un estado financiero y manejar el flujo de caja harán que sea casi seguro que el negocio desaparezca por falta de dinero, sin importar qué tan buenas sean las ventas. A su vez, contar con mentores o programas de apoyo empresarial ayuda a evitar errores comunes, comprender las normas que aplican y fortalecer la gestión, reduciendo así el riesgo de fracaso.


