Un fin de semana con bastante tema mediático, fue el que se presentó recientemente. Por un lado encontramos como el pasado sábado, se dio un anuncio -que algunos expertos han denominado el mayor gesto de paz de los diálogos de La Habana- por parte de los equipos negociadores del gobierno nacional y de la guerrilla, en donde manifestaban un acuerdo para remover las minas antipersonales plantadas durante los últimos años en varias zonas del país.
Según el jefe negociador del gobierno, miembros de las Farc sin uniforme ni armas trabajarán junto a especialistas en desminado del Ejército, bajo la coordinación de expertos noruegos.
Esta noticia es sin duda alentadora, ya que una mina puede durar activa bajo tierra entre 10 y 50 años, y hoy son más de 100.000 las minas no convencionales que se encuentran plantadas en el país, de las cuales el 45% son obra de las Farc.
Lo más preocupante es que en 31 de los 32 departamentos del país, como también en 567 municipios, ha habido algún incidente con estos artefactos desde 1990. A 2014 se habían documentado la explosión de 29.000 artefactos, generando 2.183 muertos y 8.590 heridos, siendo los más afectados la fuerza pública y los niños.
Otro tema que ocupó la agenda mediática, fue la realización de la marcha denominada “La Vida es Sagrada”, si bien el profesor Antanas Mockus había manifestado la intención de realizar esta actividad dese hace algunos días y contó con el apoyo de diferentes plataformas mediáticas, como también el de altos funcionarios del gobierno, su resultado no fue el esperado, pues según cifras oficiales, en el mejor de los casos los marchantes estarían entre los 50.000 y los 100.000. ¿Qué pasó? ¿Será que a quienes no marchamos no nos interesa la vida o la paz?
Irónicamente, aunque el mensaje de la actividad era el de paz, unidad y hermandad, desde algunos sectores se ha hostigado a quienes por alguna razón no participamos, – el disco rayado- “Enemigos de la paz” y si bien – mi postura meramente personal- si no participé, no fue porque no quiera la paz, o porque no valore la vida, sino porque me parece un poco falso salir a marchar haciendo un llamado al respeto de la vida, cuando la realidad del país es otra, cuando los paseos de la muerte no cesan y seguimos contando las victimas mortales, cuando la desnutrición sigue tomando como presa a los más pequeños de los hogares, sin duda planteamientos profundos y reitero, meramente personales.
Pero del mismo modo, se conmemoró también un aniversario más del Día Internacional de la Mujer, y si bien los dos temas anteriores son trascendentales para el país, pues la Mujer nunca pasará de moda, ya que ellas son las verdaderas hacedoras de patria, no obstante, las mujeres en su día, pasaron desapercibidas. Ojalá y esto haya sido solo la emoción del momento, porque aun las oportunidades para las damas siguen siendo mínimas, y por lo visto en esta ocasión ni sonaron, ni tronaron.
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Por: Karlos Umaña Arias – @karlosua