El próximo gobernador del Huila y alcaldes, diputados y concejales de los 37 municipios, que sean elegidos el 25 de octubre, tendrán una inmensa responsabilidad frente a sus electores y al Huila en general, pues en sus manos estará la decisión de permitir o impedir que extraños penetren intempestivamente a este territorio, para adueñarse de nuestros recursos naturales, como quedó evidenciado con la construcción del complejo hidroeléctrico El Quimbo.
Dicen que: “a los perros los capan una sola vez”, pero tengo mis dudas que en el Huila tal afirmación no se cumple, porque después del engaño de Betania vino el de El Quimbo, y nuestra dirigencia política y gremial lo permitieron campantemente como si sufrieran de amnesia colectiva.
Pero no fue solamente el tema de memoria, es también de audición, pues no escucharon las advertencias del profesor Miller Dusán, a los ambientalistas a dirigentes sociales, a los estudiantes y campesinos que pusieron su grito en lo más alto; sin embargo hicieron caso omiso.
Tampoco vieron las crónicas, los editoriales y columnas de opinión que los periodistas estampamos en la prensa escrita. ¿Será que es tanto el infortunio huilense, que nuestros dirigentes resultaron ser: amnésicos, sordos y ciegos?
Aún no se ha perdido todo, queda mucho por defender sí la voluntad de quienes sean elegidos el 25 de octubre, sin importar el partido o movimiento político que representen, unidos en un solo propósito gobernador y diputados, alcaldes y concejales, plasmen en su programa de gobierno y plan de ordenamiento territorial, una ordenanza que prohíba la construcción de más represas en el Huila, y de igual manera que los alcaldes y concejales en su plan de desarrollo municipal reafirmen implícitamente la defensa de nuestro territorio, para que se impida la invasión arbitraria de fuerzas extrañas.
Lo cierto es que los electores son responsables de su propia victoria o de la infame derrota. Sí en el momento de elegir su conciencia le ha sido comprada, o sí cometen el suicidio de reelegir a los mismos que haciendo uso del poder durante años e incluso décadas, han saqueado el erario público y que ahora posan en costosas vallas publicitarias, mostrando sonrisas, que no son más que macabras expresiones, porque en su alma abunda el pecado por haber traicionado a sus electores y a su pueblo.
Hay que elegir en las diferentes corporaciones a gente sana y nueva. A jóvenes y mujeres para que hagan mayorías y generen cambios. Que defiendan nuestro territorio. Que puedan decir: ¡en mi casa mando yo!
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