Empatía perdida, mensaje trillado

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Vivimos rodeados de gestos y palabras automatizadas. Saludamos y preguntamos “¿Cómo estás?” sin mirar a los ojos, sin detenernos a observar al otro. Todo parece hecho para cumplir, para que se note que somos “correctos”.

En Colombia es muy común: ese formalismo tan propio que abre la puerta del carro, corre la silla, regala rosas, que habla con frases impecables como “con el mayor de los respetos”… pero que no siempre es reflejo de verdadera amabilidad ni de honestidad sentida.

A veces es pura fachada. Detrás de las formas persisten ambientes machistas, y muchos políticos “educados” y “respetuosos” son los que más nos roban la esperanza. Perfeccionaron el arte de decir lo que queremos oír… y hacer lo que les conviene. Como esa estrategia de no tener estrategia que confunde a todos.

Y así estamos transitando 2025, en esta ensalada de sinsabores y alegrías: enfrentamiento Trump – Elon Musk mientras se juega el Mundial de Clubes en Estados Unidos con Messi, el Real Madrid, Boca y River (me hubiera encantado que esté mi amado Independiente), en Colombia seguimos tratando de comprender al presidente, hacemos fuerza por la vida de Miguel Uribe, y las fiestas de San Juan y San Pedro hipnotizan al sur del país, que baila y festeja sin mirar lo que de verdad pasa a su alrededor. En Asia celebramos el milagro de un único sobreviviente de un accidente aéreo, mientras en Medio Oriente la violencia parece no tener fin.

¿Dónde quedó la empatía real? Esa que no es solo “ponerse en el lugar del otro” o “en sus zapatos”. Porque eso se volvió un eslogan blablablero vacío si no hay acción. La empatía es otra cosa: es compartir la humanidad del otro, sentir su dolor, su alegría, su lucha, como si fueran propios. CONECTAR desde lo más humano.

El problema es que la empatía se ha vuelto un mensaje trillado —es decir, una frase tan repetida que perdió fuerza y sentido—. Como los que postean por el medio ambiente y al rato botan desechos sin pudor. Según un estudio del Journal of Personality and Social Psychology, cuanto más se exhiben gestos “correctos” en redes, más crece en la gente la sensación de haber hecho algo… aunque no hayan movido un dedo. El mensaje calma la conciencia, pero no cambia la realidad.

Un informe de Ipsos Global Trends 2024 reveló que el 67% de los ciudadanos de América Latina tienen la sensación de que su país es “menos empático” que hace diez años, y culpan en parte al exceso de mensajes vacíos que inundan las redes.

Mientras tanto, nos volvemos expertos en SEÑALAR lo mal que hacen los demás. Sin notar que somos campeones de los mismos clichés que criticamos. Odiamos la corrupción, pero la justificamos en lo pequeño: el favor indebido, el atajo, el “total, nadie se entera”. Nos indignan los impuestos desmedidos y que Colombia, siendo productor de gas, por malas decisiones termine obligando al pueblo a pagar precios inauditos, sin que nadie lo defienda. Y todo queda en la queja íntima y casera. De TRANSFORMAR en serio, poco y nada.

La verdadera empatía es más simple y revolucionaria: ser feliz con lo sencillo sin joder al otro (sí, ¡sin joder!). Ampliar nuestro radar de atención, contemplar en vez de solo mirar. Carpe diem no es un lema para redes: es vivir el día, el momento.

Siempre recuerdo que negocio viene del latín “nec – otium”, negación del ocio. Y allí es donde entra la PASIÓN: saber comportarse como corresponde en cada momento, sin dejar de disfrutar, aun en el trabajo más serio. La pasión verdadera no es desborde: es entrega, es CONCIENCIA del aquí y ahora.

Y en esa simplicidad está el acto más empático: el mate compartido en Argentina, el tintico, ese café suave y conversador de Colombia, el que invita a la charla tranquila y al disfrute del momento. No es la bebida: es la excusa para ESCUCHAR, para estar. Sin formalismos. Sin máscaras. Con el otro.

Los latinoamericanos necesitamos reducir el nivel de confrontación que solo beneficia a unos pocos populistas manipuladores. La próxima vez que digas “qué horror”, “qué triste”, “qué bueno sería ayudar”, pregúntate: ¿lo estoy sintiendo verdaderamente o lo voy a copiar y pegar? ¿Lo digo para CONECTAR o para cumplir? Porque la verdadera empatía no se repite. Se actúa ahora en tus próximos pasos.

Por: Caly Monteverdi
Conferencista internacional

Comunicador argentino, asesor estratégico y creativo
X – Twitter: @Calytoxxx

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