Terminó uno de las competencias deportivas más esperadas por el mundo entero, el campeonato mundial de Futbol auspiciado por la FIFA; por la calidad del juego exhibido, por la capacidad competitiva mostrada por la mayoría de equipos, sin duda ha sido uno de los torneos más equilibrados y de mayor emoción, de los últimos tiempos; equipos que figuraban como las potencias futbolísticas de siempre, quedaron literalmente en el camino sin pena ni gloria.
EL deporte no ha sido ajeno a la concreción de aspiraciones de quienes manejan los hilos del poder, la sola puja por conseguir la sede del campeonato ha sido objeto de serios cuestionamientos, se escuchan denuncias sobre el uso del soborno y presiones non santas para alcanzar esta prestigiosa designación.
El mundial celebrado en Argentina en momentos de una dura dictadura militar, sirvió a los guardianes de prisiones y persecución criminal contra civiles, para mejorar su deteriorada imagen ante el mundo, incluso apelando a la complicidad de otras selecciones para que su equipo resultara campeón.
La victoria gala en la época de la inmigración africana a Europa, dada la composición del equipo servirá a quienes alientan la acogida sin prejuicios a los desvalidos viajeros del Mediterráneo, pues algo más del sesenta por ciento de sus jugadores es resultado de la integración de los hijos franceses de padres con origen extranjero; los Le Pen deben estar rumiando su rabia por el desenlace del partido.
La competencia por supuesto estimula el esfuerzo individual y los logros en equipo, en nuestro caso son notables las historias de vida de jóvenes que debieron luchar contra condiciones adversas para llegar a jugar en grandes ligas y dejar atrás la triste historia de pobreza y desamparo de sus comunidades y sus familias.
Lamentablemente el éxito de nuestros atletas, lo utilizan quienes son responsables de la frustración de muchos, porque con la manera de gobernar condenan a la Nación al atraso económico y social; aprovechan los logros de otros para presentarlos como el resultado de sus nefastas políticas que privilegian a unos pocos; como expresa Butragueño en un video que circula por las redes, pareciera que no utilizan la cabeza para pensar sino para golpear.
Coincide el final de la justa deportiva con la designación del equipo de gobierno del presidente electo, las credenciales que los anteceden permiten asegurar que, el juego que se nos viene traerá nuevas privaciones y desdichas para las mayorías, a menos que logremos construir una poderosa resistencia popular.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com