¿Cómo está nuestro algoritmo?

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Vos que me estás leyendo, con toda honestidad, ¿sabés realmente qué es un “algoritmo”? Una vez al día por distintos motivos seguramente lo escuchás.

En términos simples, es ese conjunto de instrucciones que determina qué vemos y qué no en el mundo virtual, qué se vuelve viral y qué queda en el olvido.

Es invisible, pero te sorprendería saber cuánto decide por nosotros. Es una especie de espejo que refleja (y muchas veces amplifica) lo que somos, lo que sentimos, lo que compartimos. En redes sociales, es lo que nos mantiene enganchados, desplazando el contenido que incomoda y multiplicando lo que genera clics, likes o controversia y escándalo.

Este algoritmo del que cada vez se habla más, no es solo una idea abstracta. Según un informe de la Unión Europea, el 64% de las personas entre 18 y 35 años recibe la mayoría de sus noticias a través de redes sociales (me animo a decir que casi todas las edades en realidad), donde los algoritmos personalizan el contenido con base en patrones de comportamiento, no en criterios de veracidad. Te invito a que leas nuevamente esta última frase.

Estudios de la Universidad de Stanford han demostrado que los algoritmos de algunas de las plataformas más usadas tienden a promover contenido más polarizante, ya que genera mayor interacción. En TikTok, por ejemplo, el 90% del tiempo que los usuarios pasan en la app está mediado por recomendaciones algorítmicas.

Listo, paremos acá y te pregunto ¿y si aplicamos esa misma lógica a nuestra sociedad? ¿Cómo está nuestro algoritmo humano? Últimamente, pareciera que nuestro “algoritmo social” ha priorizado la división, el egoísmo y hasta el miedo (sobre todo a reflexionar).

La desigualdad, la indiferencia y la polarización parecen tener más visibilidad que la solidaridad, el ponerse en el lugar del otro en serio y el trabajo colectivo. Pero, si los algoritmos responden a lo que consumimos, ¿qué pasaría si empezamos a consumir —y promover— otras formas de vivir y sobretodo de convivir? Algo así como una “altruvolución” (altruismo + evolución).

Esta es una invitación a reconfigurar nuestro complejo algoritmo. El desafío como seres humanos en constante evolución puede parecer un hábito difícil de erradicar, pero no imposible. De hecho, ya está pasando: movimientos de cooperación, redes de ayuda mutua, iniciativas de economía solidaria y colectivos que trabajan por causas comunes están creciendo en todos los continentes mucho más de lo que el actual algoritmo desea.

La verdad es que actualmente son menos ruidosos, pero existen. No son virales aún, pero tienen el potencial de serlo si colaboramos para que se transformen en tendencia.

Están surgiendo culturas innovadoras, nuevas formas de pensar el futuro. Motiva saber que más del 70% de los jóvenes en encuestas globales afirma que quiere un mundo más sostenible y más colaborativo.

No son idealistas, tienen otro chip y mantienen la esperanza del futuro próximo. Eso significa que el algoritmo humano no está totalmente roto ni cerrado a solamente dividir. Y como todo sistema en transformación, necesita conciencia, decisión y voluntad colectiva.

El populismo, ese atajo emocional que tantas veces nos ha desviado, solo funciona si seguimos premiando el espectáculo sobre el contenido. Pero también podemos darle “me gusta” a las ideas que suman, compartir los actos que construyen y viralizar la esperanza activa.

Recordemos algo clave: el algoritmo aprende DE nosotros, no elige por nosotros. Si buscamos “empactar” (empatía + impactar, permítanme el invento), cooperación, pensamiento crítico y ganas de construir, eso es lo que devolverá.

Quizá el desafío más grande no sea cambiar el algoritmo digital, sino el mental. “Co-elevarnos” como sugiere el autor Keith Ferrazi que es actualmente uno de los mayores expertos en el desarrollo de relaciones profesionales. Dejar de esperar que alguien más lo haga por nosotros, y empezar a ser programadores de una mejor versión colectiva.

Estar más pendientes del bien común. Y aunque no se mida en clics, puede mover montañas. Nuestro algoritmo humano está asimilando información y acciones todo el tiempo, inclusive en este momento mientras me leés.

Hagamos que aprenda lo mejor de nosotros. Y tratemos de que se transforme en una “resonancia humana” aliada de una consciencia colectiva fuerte. Yo me comprometo a intentarlo y no dejarme intoxicar más, ¿y vos? #ActualizaTuAlgoritmo

Por: Caly Monteverdi
Conferencista internacional

Comunicador argentino, asesor estratégico y creativo
X – Twitter: @Calytoxxx

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