A un año del asesinato de Lucas Villa, su asesino está fuera del país

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La familia Uribe Vásquez sigue pidiendo justicia y reparación. Cree que se trata de un crimen de Estado y dice que recibieron amenazas de muerte.

Hace un año el país estaba a la expectativa por el desenlace que tendría el atentado contra Lucas Villa Vásquez, el líder estudiantil atacado en inmediaciones del viaducto César Gaviria Trujillo, que conecta a Pereira con el municipio Dosquebradas, en Risaralda.

En medio de la muchedumbre, la noche del jueves 5 de mayo de 2021 la humanidad de Villa fue sacudida con ocho impactos de bala. El sicario (o tal vez fueron varios) atacó en el sitio donde Villa y otros jóvenes departían durante las protestas pacíficas del paro nacional, donde los estudiantes fueron los protagonistas para exigir un mejor país con garantías para la educación, el trabajo y la salud, entre otras peticiones.

Lucas Villa era un joven artista y profesor de yoga, estudiaba Ciencias del Deporte en la Universidad Tecnológica de Pereira. Durante el paro nacional del año pasado (2021) se convirtió en el rostro de las manifestaciones pacíficas, pues en varios videos que se difundieron por redes sociales se le veía danzando y dialogando con el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).

Fueron seis días de lenta y dolorosa agonía. El 11 de mayo, el Hospital Universitario San Jorge de Pereira, que días antes había diagnosticado la muerte cerebral de Lucas, anunció la muerte del carismático estudiante. Un año después de su deceso, el crimen no ha sido resuelto.

La hermana del líder estudiantil asegura que “nos informaron que hace aproximadamente cinco meses el sicario que asesinó a Lucas fue sacado del país. No sabemos si está protegido o amenazado, la verdad lo ignoramos. Esta información ha sido proporcionada por fuentes que nos han ayudado en la investigación, es una persona que debemos proteger”.

Según la investigación de #Bellingcat@baudoap y @forensicarchitecture, Villa fue el blanco de un ataque coordinado en el que participaron varios cómplices que vigilaron el área antes de cometer el crimen y que el tiro que quizás lo mató fue hecho a muy corta distancia, al estilo de una ejecución. También revela que la policía estuvo muy cerca del lugar y podría haber omitido su deber, con lo que evidencia material y testimonial importante pudo perderse. Su caso permanece impune.

Información de: El Espectador y 070

 

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