Los colombianos estamos asistiendo a las diferentes transformaciones que está presentando el clima, que, durante el día, ocurren altas temperaturas y en la noche sobrevienen altas temporales lluviosos que están afectando la dinámica productiva en algunas regiones del país. Los huilenses estamos siendo afectados por la oleada invernal que se está presentando en cualquier hora y de manera inesperada genera emergencias.
Todo lo anterior ha sido producto del progresivo cambio climático, que se está reflejando en todo el planeta y que nuestro departamento no escapa de su impacto, porque generan grandes procesos desestabilizadores en la infraestructura productiva y en el bienestar de sus habitantes.
El martes anterior, los neivanos vivimos momentos de zozobra y temor en algunos sectores de la ciudad, por la inesperada borrasca que se presentó, acompañada de vientos fuertes, truenos y rayos, a partir de las 5 y 30 PM, luego de una tarde con intenso sol.
La sorpresa que se generó fue ampliamente difundida por las redes sociales, difundiendo los efectos funestos que afectó a toda la dinámica productiva durante las horas siguientes a la ocurrencia de la emergencia. Con la ocurrencia de este evento natural, pudimos demostrar que esta urbe no cuenta con un alcantarillado de aguas lluvias, porque desbordaron la deficiente capacidad instalada que posee. Recordemos que el trazado de estos desagües se realizó para una ciudad de 100 habitantes. Hoy Neiva tiene más de 400 mil habitantes.
El mundo parece haber cambiado en todas sus líneas. En lo que se refiere al invierno en Colombia, que los antiguos tenían en mente en los meses de abril y mayo, lo que llamaban comúnmente el “general invierno”. Pero las lluvias están golpeando hoy con dureza varias zonas, y, como es natural, para estos eventos no se está lo suficientemente preparado.
Las precipitaciones en el Huila y en las demás regiones se han caracterizado por su intensidad, lo que da pie a súbitas crecientes que toman desprevenidos a quienes viven en las riberas de los afluentes. Y es que en esta materia también podría hablarse de una nueva normalidad, la cual remite no solo a cambios en la ubicación en el calendario de las épocas lluviosas sino a que estas tienden a ocurrir con mayor intensidad en lapsos más breves.
Por todo ello, si antes era una obligación estar preparados para el invierno con los planes y protocolos de rigor, que incluyen identificar las zonas de mayor riesgo, llevar a cabo evacuaciones cuando el nivel de peligro así lo exige y adelantar simulacros, ahora urge estarlo durante todo el año, pues en cualquier momento un evento de este tipo puede producir verdaderos estragos. Alcaldes, organismos encargados y comunidad deben trabajar de la mano.
El medio ambiente se encuentra en serios problemas para conservar su equilibrio, producto de los drásticos daños sufridos, que han sido causados por la industrialización y el crecimiento demográfico inadecuado, lo cual ha generado un temor generalizado entre nosotros, porque se encuentra en vilo el bienestar actual y el de las próximas generaciones. Un asunto muy serio.