¿Por qué a los adolescentes les cuesta tanto superar ‘la tusa’? Esto dice la ciencia al respecto

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Cada día y con mayor frecuencia se conocen casos de adolescentes, bien sea familiares o amigos de nuestros hijos que, a raíz de un noviazgo que se terminó o por un rechazo amoroso, están despachados y sumidos en una gran tristeza porque sus sentimientos no fueron correspondidos.

Esta sensación, popularmente conocida como ‘tusa’, puede durar días, semanas y hasta meses; de hecho, si no se maneja bien puede terminar en depresión, generando permanente mal genio, insomnio, falta de apetito, bajo rendimiento escolar, asilamiento social o reacciones más extremas como ideación suicida con la que pretenden acabar con ese dolor que sienten.

Pero, ¿qué hace que la terminación de una relación emocional en esta etapa de la vida se convierta en un drama de tal magnitud? De acuerdo con Angela María Acevedo, docente del programa de Psicología de Areandina, seccional Pereira, el hecho que los adolescentes no sepan manejar el fracaso y la perdida en sus relaciones de pareja tiene que ver con el desarrollo de su cerebro.

“Existe una inmadurez que los lleva a actuar desde su cerebro más primitivo y desde su cerebro emocional o sistema límbico”, dice la experta, quien además añade que, “en la adolescencia existe una tendencia a responder ante las diferentes situaciones de la vida desde las emociones primarias”.

Igualmente, menciona que las vías neuronales de los adolescentes, que guían su actuación ante una situación determinada, van marcando pautas o patrones de conducta que no siempre son los mejores. “Por ejemplo, quieren todo ya, son impacientes, por lo general no saben esperar y creen que la tristeza producida por la frustración se va a ir de un momento para otro”.

Según la especialista, para enfrentar mejor este tipo de situaciones es clave psicoeducar los procesos cerebrales con el fin de comprender por qué nos comportamos como nos comportamos y por qué nuestro cerebro fue diseñado para aprender y no para olvidar.

Asimismo, en esta etapa de la vida, explica la docente de Areandina, el cerebro experimenta cambios significativos, especialmente en áreas relacionadas con el procesamiento emocional y el control de los impulsos. “La corteza prefrontal, responsable del razonamiento, la toma de decisiones y el control emocional, aún no está completamente desarrollada y esto puede llevar a la impulsividad y a presentar dificultades para regular las emociones, pensar antes de actuar o para considerar las consecuencias de las acciones en el largo plazo”.

A la par, Acevedo indica que los cambios hormonales que tienen los adolescentes también son determinantes en el manejo de ‘la tusa’, ya que intensifican sus emociones y afectan su estado de ánimo. “Los niveles fluctuantes de hormonas contribuyen a cambios repentinos en el estado de ánimo, irritabilidad y sensibilidad emocional. Esta montaña rusa de sensaciones puede dificultar aún más el control de las emociones y la estabilidad emocional”.

Cuatro razones del por qué el desamor duele tanto en la adolescencia

Primero, la falta de experiencia, ya que los adolescentes están en una etapa de exploración. “Esto genera que experimenten las relaciones de pareja de manera intensa y dependiente, lo que también incluye procesos químicos a nivel cerebral que impiden la activación de la conciencia”, asegura la académica.

Segundo, están en una etapa evolutiva, en la que presentan cambios significativos a nivel emocional y hormonales. “Esto impacta su capacidad para regular emociones y enfrentar situaciones difíciles como los duelos causados por las rupturas de pareja”, indica.

Tercero, la presión social que generan los amigos, familiares, compañeros de estudio, entre otros, causa angustia, ansiedad y miedo frente a la posibilidad de tener fracasos a nivel de pareja o en otros aspectos de su vida.

Cuarto, los adolescentes siempre esperan recibir una satisfacción inmediata en todo lo que hacen y desean. “Esta actitud hace que, de alguna manera, enfrentarse a la perdida sea mucho más complejo, debido a que no saben esperar y quieren que todo ocurra de inmediato”, concluye Acevedo.

Finalmente, la docente de Areandina asegura que los adolescentes experimentan su vida desde la intensidad emocional, puesto que procesan toda la información que reciben desde el cerebro límbico y por cuestiones de ciclo vital su neocórtex no actúa de manera inmediata. “Este proceso, que es biológico, químico y neuronal, está implicado en la incapacidad que tienen para regular las emociones y comprender sus patrones de pensamiento. Es por esta razón que una ruptura de pareja desencadena en ellos una oleada de emociones de tristeza, soledad, desesperanza, ansiedad y miedo, entre otras, que pueden ser difíciles de manejar y comprender a esta edad”.

Consejos prácticos para enseñarles a los niños a manejar sus sentimientos

  1. Permitirles desde chicos la expresión emocional: A los niños y niñas hay que enseñarles desde pequeños (as) a comprender que las emociones no son permanentes, todas cambian y si bien todas son válidas, es importante identificarlas y comunicarlas.
  1. Enseñarles a regular sus emociones: La meditación y la respiración consciente son buenos aliados para esto. Igualmente, sirve mucho escuchar música, organizar y limpiar la habitación, escribir y dibujar lo que sienten, entre otros.
  1. Siempre escucharlos y jamás minimizar sus emociones: si suele hacer esto muy seguramente sus hijos no volverán a confiar en usted. De ahí, la importancia que los padres siempre estén presentes en sus conversaciones, sin juzgar, sin señalar, sin minimizar o maximizar su sentir, solo se trata de escucharlos para crear redes de apoyo emocional.
  1. Posponga la gratificación inmediata. Es clave controlar la “satisfacción inmediata” y enseñarles que No también es una respuesta. Asimismo, o les niegue la oportunidad de equivocarse ni de enfrentar la frustración.

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